Un alcalde que a estas alturas ya está provocando una fuerte decepción es Alejandro Barroso Chávez, el edil de Tehuacán, la segunda ciudad más importante del estado. En los pocos más de 100 días que lleva en el cargo nada parece funcionar bien y la lista de complicaciones es larga: el servicio de limpia es malo e insuficiente, el tandeo del agua potable es cada vez más irregular, los conflictos en los mercados se acrecientan, no funciona el nuevo hospital, la seguridad pública no mejora, fue fallida la comisión que organizó los plebiscitos en juntas auxiliares y hay un prolongado etcétera de asuntos sin resolver.
Barroso lo que ha demostrado en el primer trimestre de su gestión es que llegó al poder sin un proyecto sólido de gobierno.
Pareciera que su único propósito fue obtener al cargo y no diseñó vías de solución a los añejos problemas de una compleja ciudad. Obtuvo el puesto gracias a la intervención de Ignacio Mier Velazco, quien al perder la candidatura de Morena a la gubernatura exigió que la alcaldía de Tehuacán fuera para Barroso.
Prueba de lo anterior es que del 15 de octubre –fecha en que rindió protesta– y hasta la fecha, no ha echado a andar un solo plan de obra pública.
Y los logros que ha presumido rayan en la frivolidad o intrascendencia. Estos son algunos ejemplos:
Creó la corporación de Guardia Civil Turística, con unos 50 agentes, que tiene como peculiaridad que no interviene en temas de seguridad pública. Los uniformados no portan armas y se dedican a auxiliar a los transeúntes y automovilistas por si tienen algún percance. Nadie entiende cuál es el beneficio.
Instauró una ruta de transporte para estudiantes universitarios. En un primer momento parece algo positivo. Sin embargo, resulta que únicamente cuenta con dos corridas, una en la mañana y otra en la tarde, con autobuses de ADO, que cada uno tiene cupo para 33 pasajeros. Es decir, transportan al día unos 66 escolares, en una ciudad que tiene miles de alumnos de educación superior.
Se contrató al personal del nuevo Hospital Municipal de Tehuacán. Solo que no se tienen los permisos correspondientes para que funcione del todo el nosocomio que, entre otras deficiencias, no puede tener pacientes internados. Al final funciona como si fuera un simple conjunto de consultorios.
Dos cosas que ha presumido el Ayuntamiento: la apertura de la nueva Casa de la Cultura de la ciudad. Con el pequeño detalle de que esa es una obra que emprendió el anterior gobernador, Sergio Salomón Céspedes Peregrina. La actual administración no intervino en nada para construir ese recinto.
Y en segundo lugar, se anunció con brío que en Tehuacán ya se va a tener un turibús. Como si el echar a andar un autobús de una empresa privada fuera a cambiar en algo el rumbo turístico de la ciudad.
Todos esos supuestos logros del gobierno de Barroso contrastan con los problemas que no se solucionan, como son los siguientes:
El alcalde sostiene que ya se tiene una política correcta en seguridad pública debido a que llegaron al municipio unos 60 integrantes de la Marina, de los que nadie sabe por qué no tienen vehículos propios y recorren las calles en patrullas de la Policía Municipal. Más allá de la presencia castrense sigue habiendo una ola semanal de robos, ejecuciones y asaltos, entre otros ilícitos.
Durante la anterior gestión municipal, encabezada por Pedro Tepole Hernández, dejó de funcionar el servicio de recolección de desechos y el relleno sanitario de Tehuacán. Eso provocó una crisis sanitaria debido a que terrenos, barrancas, parques y mercados se convirtieron en tiraderos a cielo abierto. Frente a esa crisis, el gobierno de Barroso ha logrado limpiar todos esos lugares.
El problema es que ahora el servicio de recolección de desechos es irregular y deficiente. Entre otras razones, porque el centro final de disposición de la basura es un relleno sanitario muy alejado, sin que hasta ahora se busquen alternativas a esa deficiencia.
Otro servicio público que está fallando, sin que la autoridad ofrezca una explicación o solución, es que en muchas colonias de Tehuacán se ha empezado a escasear el agua o el tandeo del líquido se prolonga por varios días, sin que se haga algo al respecto.
Dos de los principales mercados de la ciudad: el 16 de Marzo y La Purísima, vieron trastornado su funcionamiento por una pésima decisión del gobierno de Barroso: nombrar a nuevos administradores, que son juez y parte.
En un centro de abasto se designó de administrador al abogado de un grupo de ambulantes. En el otro, se designó una líder de comerciantes. Como era de esperarse, tales nombramientos no gustaron a los vendedores que no son parte de las agrupaciones beneficiadas y eso ha desatado pleitos a diario, que ya varias veces han estado a punto de llegar a situaciones graves de violencia.
La contienda por las presidencias de juntas auxiliares del municipio dejó una estela de conflictos en la que hubo protestas, violencia y acusaciones de fraude.
El caso más grave fue el de San Nicolás Tetitzintla en donde a una de las aspirantes, llamada Carmen Romero, se le descubrió presuntamente repartiendo despensas del DIF, por lo que fue descalificada, y los otros ocho aspirantes se reunieron con los miembros de la Comisión de Plebiscitos para encontrar una solución al conflicto.
Siempre fueron dos candidatos lo que informaron de los acuerdos para repetir la elección. La autoridad nunca anunció nada. Quedó rebasada. Siempre estuvo ausente.