La Puebla del 2025 está empezando a acusar los estragos del abandono en el que estuvo durante los últimos seis años de administraciones fallidas, a causa de la muerte de quienes estuvieron al frente del Ejecutivo en la entidad.
El gobernador Alejandro Armenta está por cumplir la próxima semana 90 días al frente de la administración estatal y ya se comenzó a dar cuenta de lo complejo que están varios asuntos que se tienen que resolver, como el problema de la inseguridad, la falta de agua, la falta de confinamientos para desechos sólidos, el transporte público y los temas sociales, sumados a la descomposición del núcleo familiar.
No es una tarea nada fácil la que tiene por delante Alejandro Armenta, Puebla vivió un periodo muy triste de su historia a partir del 2018, y si me apuran a partir del 2016, cuando culminó el periodo de Rafael Moreno Valle.
El año y ocho meses de gestión de Tony Gali, aunque fueron un periodo de paz para Puebla, fue un lapso insuficiente para consolidar un plan de desarrollo y lo que siguió después de este gobernador, fue una verdadera tortura para la entidad y quienes habitamos en este lugar.
Antes de que concluyera el periodo de Gali, en junio de 2018, la elección a gobernador abrió una herida que aún no termina de cerrarse y que volvió a polarizar a Puebla, tal y como ocurrió en los años setenta del siglo pasado.
La disputa electoral entre Martha Erika Alonso y Miguel Barbosa, fracturó a Puebla como pocas veces se había visto e, ironías de la vida, ambos personajes murieron sin poder terminar su mandato.
El interinato de Guillermo Pacheco Pulido fue un remanso de paz de seis meses, para luego entrar a un periodo muy complicado con Miguel Barbosa al frente y el inicio de la pandemia a nivel mundial.
El rezago se acumuló, la economía se vino a pique, 2020 fue un año perdido para la entidad, semiparalizada por el confinamiento y las restricciones sanitarias a causa del COVID-19.
En 2021 las condiciones sanitarias mejoraron, pero aun así el rezago se siguió acumulando, debido a las condiciones de salud de Miguel Barbosa, quien no podía andar por todos los municipios de la entidad para checar las condiciones de trabajo en cada uno de estos lugares.
Durante los últimos dos años de la administración barbosista, quien murió el 13 de diciembre de 2022, la situación mejoró un poco, pero el tema de la inseguridad creció y el rezago también, el tema del desarrollo de infraestructura prácticamente fue nulo.
La muerte de Miguel Barbosa le trajo a Puebla otro periodo de paz, pero el gobernador sustituto, Sergio Salomón Céspedes, se dio cuenta de que no había mucho que hacer para abatir el enorme retraso en el que se encontraba la entidad, así que se dedicó a mejorar el clima político y a destensar las cosas, mediante obras, no con impacto social, pero sí para garantizar su legado como mandatario y también negocio para él y sus amigos más cercanos.
En el tema político, Céspedes se metió a fondo tanto en el proceso de selección de candidato de su partido a la gubernatura de Puebla, descarrilando a Nacho Mier, como también a colocar a sus amigos en los principales puestos de elección popular, principalmente presidencias municipales, con lo que garantizó el triunfo a favor de Morena en 2024.
El costo de estos seis años de falta de continuidad en las políticas públicas del estado ha tenido un precio muy alto que hoy se comienza a resentir, como una ciudad capital con graves problemas de inseguridad, así como una buena parte del estado.
No se trata de buscar pretextos, ni mucho menos de justificar a nadie, ahí están los datos y las cifras. Gran parte de lo que hoy vemos obedece al rezago que se acumuló por la falta de continuidad en las políticas públicas, debido a los constantes cambios de Ejecutivo en el estado.
De ese tamaño es el reto que enfrentan las nuevas autoridades, tan grande que, para dimensionarlo, tan solo Puebla capital necesitaría 10 mil millones de pesos de recursos para este año para abatir el rezago que se tiene, y el alcalde José Chedraui cuenta solo con 600 millones de pesos para realizar obras.
Así las cosas, en un año 2025 bastante complicado y de retos para las nuevas autoridades, quienes, como bomberos, van a tener que dedicarse a apagar fuegos durante todo este año.
El nuevo secretario de Seguridad en Puebla capital lo nombrará Harfuch
El presidente municipal de Puebla, José Chedraui Budib, tomó una decisión salomónica luego de la renuncia del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Fernando Rosales Solís.
El alcalde capitalino se puso en contacto de inmediato con el secretario de Seguridad a nivel federal, Omar García Harfuch, con la intención de dejar en sus manos la designación del nuevo titular de esta área, la más delicada dentro de su administración.
De esta forma, en México se tomará la decisión que esperemos sea afortunada para los poblanos, aunque ya desde ahorita un grupo de policías pide que no sea un mando militar el que quede al frente.
Como dice el clásico: Veremos y diremos.