Contrario a lo que su dirigente en Puebla, Olga Romero Garci-Crespo, y los distintos liderazgos aseguren, en el partido Morena siguen las rencillas, los encontronazos, la división y el encono.
El principal motivo, desde luego, es la designación de las candidaturas.
Porque evidentemente los “nuevos morenistas” llegaron y desplazaron de fea forma a los fundadores del partido de la 4T, a quienes verdaderamente siguieron y llevaron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia de México.
A los viejos morenistas, a la mayoría, hay que reconocerlo, los dejaron sin candidaturas y los hicieron a un lado.
De hecho para algunos de ellos no hubo, ni hay, ni habrá, cortesía alguna de parte de la actual dirigencia de su partido.
Y en una de esas ni les cumplen lo prometido.
Los actuales líderes de la 4T en el estado se arrebataron y se agenciaron el botín, perdón, las candidaturas, tanto federales como locales, y evidenciaron el “sucio juego” mediante el cual los marginaron.
Porque son pocos los verdaderos obradoristas de hueso colorado que están en las listas de candidatos a legisladores -locales y federales- y hasta a ediles.
Y si a esto le agregamos que no hay mujeres en las candidaturas más importantes la cosas se pone color de hormiga.
Morena, me parece, tiene un severo problema en la capital poblana, donde se concentra una gran cantidad de poblanos (al menos el 30 por ciento del padrón) que votan y que a estas alturas ya saben por quién lo harán, y no es precisamente por la 4T.
Un ejemplo claro de cómo el nuevo Morena ha ninguneado a sus fundadores en Puebla es Claudia Rivera Vivanco, la primera exedil de izquierda en la capital poblana.
Y es que Claudia compitió en la carrera por la candidatura al gobierno por su partido, cosa que no logró pero sí se posicionó como la morenista más conocida y mejor posicionada en el estado.
Sin embargo, el senador Alejandro Armenta Mier se impuso en las encuestas y, gracias a que él inició su travesía política por la gubernatura desde antes que llegara a la cámara alta del Congreso de la Unión, ganó la candidatura.
Entonces Claudia, previendo que no pudiera ganar la justa se inscribió también para la primera fórmula del Senado, aunque esa en automático se la regalaron a Ignacio Mier Velazco, líder de los diputados federales de Morena.
Ante eso, la misma Claudia buscó quedarse con la candidatura al Ayuntamiento de Puebla y también se la negaron porque ya estaba perfilada para el empresario Pepe Chedraui.
Al final, a exedil se conformó con la candidatura a la diputación federal por Tepeaca, el distrito y territorio del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien controla la zona, sí, pero que no le garantiza nada a Claudia.
Y algo muy parecido se ha dado y se dará en torno a la designación de candidaturas a diputados locales, donde parece que hay más un pago de facturas que la designación por méritos propios.
Estos espacios se los llevaron los mismos de siempre, o quienes por pagarles una cuota o un favor lograron colarse en la lista de candidaturas.
Algunos burdos ejemplos son Guadalupe Vargas, hija de Ardelio Vargas Fosado, exedil, exdiputado federal, exsecretario de seguridad y exfuncionario estatal calificado como el represor de los poblanos, además de haber sido gente de Genaro García Luna, preso en los EU. Ella ira por el distrito 1 de Xicotepec.
Uno más es la próxima candidata de distrito 03 de Chignahuapan, Katia Sánchez Rodríguez, quien tiene como único merito ser la esposa de Eric Cotoñeto Carmona, el malogrado exoperador del barbosismo, quien estuvo a punto de terminar en la cárcel por sus excesos.
Otros más son Angélica Alvarado Juárez, quien va por el distrito 8, con cabecera en Huejotzingo; así como Jaime Natale Uranga, quien va por el distrito 10 de la capital; Andrés Villegas Mendoza, el frustrado y mal llamado “chico maravilla”, quien va por el distrito 15 de Tecamachalco; y la hasta hace unos días panista María de la Barreda Angon, esposa del diputado acosador sexual sancionado por las autoridades, Eduardo Alcántara Montiel, entre otros.
Todos ellos, futuros candidatos de Morena, a diputados locales se ganaron la candidatura en una negociación política, generando división.
Puebla capital es actualmente gobernada por el PAN, tras el desastroso gobierno morenista de Claudia Rivera, donde por más que quisieron no se lograron los concesos y acuerdos necesarios para unificar a Morena.
Lo peor es que en el partido cuatrotero parecen demasiado confiados y olvidan que esta vez AMLO no va en la boleta para arrastrarlos.
Eso sí, aún falta ver quiénes son los candidatos del PAN, PRI, PRD, PSI, no sea que también sean un fiasco.
Por lo pronto estos morenistas, aspirantes a diputados locales, no son tan buenos gallos.
Ya veremos si como roncan duermen.
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