Esta semana será crucial en la vida política de Puebla porque termina un periodo terrorífico de gobierno, de más bajadas que subidas, de muchas sorpresas, lamentos e ignominia.
Porque concluida la gestión del exmandatario Tony Gali, concluyó la era morenovallista que dio paso a la peor tragedia que ha ocurrido en Puebla, la muerte de la exgobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y su esposo, también exmandatario, Rafael Moreno Valle Rosas.
Poco antes (2018), la primera gobernadora del estado había ganado la primera magistratura del estado en medio de la polémica y de una elección en la que se acusó fraude, pero que al final se le otorgó sin problema.
Empero, el destino parecía echado y a los Moreno Valle los alcanzó la tragedia, por lo que vino para Puebla un momento de incertidumbre, caos, ingobernabilidad, división y enfrentamiento.
El gobernador sustituto, Guillermo Pacheco Pulido, fue quien le dio, tal vez, un momento de paz, tranquilidad y serenidad al estado; sin embargo, el gobierno encabezado por Luis Miguel Barbosa Huerta revivió el encono, la revancha, el odio y la persecución contra actores de todos los sectores.
Ya la historia se encargará de juzgar y de poner en su lugar a quienes aprovecharon ese momento de incertidumbre y caos político, porque aquellos que se beneficiaron con el desgobierno barbosista ahora alegan y reprochan una persecución que ellos mismos practicaron.
No hace falta señalarlos, todo mundo sabe en Puebla quiénes eran los medios y tiradores barbosistas, los operadores, los gestores y facilitadores del garrote político utilizado para mantener el control en la entidad en esa época.
Afortunadamente, eso se acabó.
Hoy por hoy, Puebla goza de libertad política, de expresión, de partido, de asociación, de religión y hasta de grupo político.
Esta misma semana, el aún gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina concluye su gestión y se despide del estado para trasladarse como comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Hay que decir que Sergio Salomón Céspedes fue el gobernador que le vino a dar paz y tranquilidad al estado, a los ciudadanos, fue el apagafuegos que vino a resolver todos los problemas –políticos y sociales– generados por Miguel Barbosa.
Por algo, Sergio Salomón Céspedes es considerado el gobernador de la reconciliación.
Sus únicos pendientes, evidentemente, son las obras que ya no podrá concluir, ni entregar, el caos generado por la ejecución de estas al mismo tiempo, así como el grave fenómeno de la inseguridad.
A pesar de ello, sin duda, será un gobernador recordado por su perfil abierto y conciliador.
Aunque esta misma semana se convierte, también, en la fecha más importante del gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier, quien el próximo sábado 14 de diciembre rendirá protesta a su cargo por los próximos seis años (2024-2030).
El reloj que marca el momento, ese que mantiene colocado en la casa de gobierno donde despacha, así lo establece y está a punto de sellar la nueva historia del estado.
Ya solo faltan cinco días, y todo está listo.
Por cierto, Alejandro Armenta va a dar de qué hablar desde su primer día de gobierno, desde la toma de protesta.
El equipo con que cuenta, de muy alto nivel, ya es una comunidad con un solo objetivo: trabajar sin descanso (24/7) por “Amor a Puebla”.
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Con el cambio de gobierno en Puebla y las nuevas líneas que marcará su nueva clase política, se darán cambios en todos los sectores, particularmente en los medios de comunicación.
Y no todos por la renovación en el Sistema de Información y Comunicación (Sicom) del estado de Puebla, y/o la sustitución de sus titulares, sino más bien por la inercia y la necesidad de que en la entidad existan medios de comunicación serios, honestos, profesionales, dedicados a la investigación y a hacer periodismo de verdad.
Porque, al parecer, la intención del gobierno de Alejandro Armenta es terminar con las viejas prácticas y los vicios de “te pego para que me pagues”, y con los administradores de reputaciones, así como con los poetas que inventan historias, las cuales venden como reales y a precios brutales.
La intención es que los poblanos cuenten con periodistas, informadores y comunicadores que hagan una real labor social, que cumplan el trabajo de informar, no de amenazar, hostigar u ofender por cobrar.
Porque ahora resulta que se ofenden aquellos colegas que sirvieron de sicarios de la información en el barbosismo, que no se cansaron de insultar, denigrar, agredir y amenazar, a los que se les dicen sus verdades.
¿Pues qué no ellos, sus padrinos y madrinas, utilizaron el aparato para acallar a sus críticos y para amenazar a sus opositores?
¿A poco ya olvidaron que sirvieron de arietes para los fines perversos de quienes se encargaron de la comunicación en el pasado gobierno?
Por favor, si todo mundo los conoce.
El diputado Roberto Zatarain Leal, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, asume su papel a cabalidad.
Y, claro que sí, políticamente, mide con la misma vara que lo midieron.
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Tómelo con reserva, pero dicen que a partir de hoy, Luis Alberto Arriaga Lila, el exedil de San Pedro Cholula, será el nuevo titular del noticiario estelar de Cinco Radio, propiedad de la señora Coral Castillo de Cañedo.
Y es que ante la salida de Luis Gabriel Velázquez, quien dejó un boquete difícil de llenar en Cinco Radio, optaron por un político-periodista que creen podría dar la sorpresa y volver a arrastrar a las masas, cosa que, francamente, parece muy complicada.
Luis Alberto no se sabe si es político, empresario, médico o ahora periodista; además, sus mejores años como “informador” ya pasaron, y habrá que establecer que el trabajo en radio no es el mismo que en televisión, y menos en política.
Es más, juran que Arriaga anda enojado porque quería la dirección del ISSSTEP y en el gobierno entrante no se la dieron.
¿Será?
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Inseguridad, ejecuciones, asaltos a mano armada, intranquilidad, ingobernabilidad, atracos, baches aún destapados…
¿Qué más nos falta en la ciudad de Puebla para entrar en pánico?
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