Discernir con precisión a Alejandro Armenta, el gobernador electo de Puebla, no es tarea para los ojos que ven apenas las superficies de las cosas. Armenta dijo a este reportero, en la entrevista que en exclusiva tuvimos hace un par de semanas, que gobernará con justicia. Ni más, ni menos.
En la próxima administración, así lo ha dejado ver el expresidente del Senado de la República, la justicia será máxima, dogma y guía. Los arreglos extrajudiciales no han estado, ni se ve cómo podrían estar en el sexenio que comenzará el 14 de diciembre.
Alejandro Armenta visitó el domingo en la cárcel al empresario de medios de comunicación José Arturo Rueda Sánchez de la Vega, alias @NigromanteRueda, quien está pagando una condena por el delito de extorsión, por al menos –hasta ahora– de un caso, de los que han ido apareciendo y denunciándose.
Ha trascendido el énfasis en la intención del gobernador electo con esa visita en el penal de San Pedro Cholula: humanismo, un gesto de madurez y un perdón a ofensas y agravios que el empresario de medios cargó contra los seres más queridos de Alejandro Armenta.
También es versión recurrente de corrillos políticos, que Arturo Rueda vive un frágil estado anímico y hasta el “olvido” –es la versión– de su socio Moisés Ignacio Mier Velazco, con quien por décadas hizo dupla, negocios, mancuerna editorial y línea de golpeo en el Diario Cambio.
De ser ciertos esos datos, mayor nivel humanitario toma la visita del gobernador electo.
Seguramente otros, en ese caso, se hubieran deleitado con ver al ofensor y acosador mediático tras las rejas, con el ruego del perdón en los labios y la cabeza gacha, símbolo de la ignominia a la que ha llegado por su propio comportamiento. Seguramente, muchos otros lo habrían gozado, por el nivel de beligerancia y soberbia con que el hoy derrotado agresor atacó cuando era “intocable”.
Pero Alejandro Armenta no es de esos. Hubo verdadera buena intención en escuchar, seguramente; hubo oídos atentos y ojos fijos en el encuentro, seguramente. Son símbolos de madurez, temple y espíritu en paz, efectivamente.
Ha sido muy bueno que el periodista Roberto Desachy diera a conocer ese encuentro en su cuenta de X (antes Twitter), atajando así cualquier deseo o tentación de tergiversar los hechos desde Diario Cambio, en donde Moisés Ignacio sigue siendo accionista, y el mismo Rueda, director.
De la visita, como también escribió el periodista Gerardo Herrera, “sólo ellos sabrán lo que se dijeron”.
Eso sí, que nadie se equivoque, porque la realidad debe estar a la vista de quienes han tenido la paciencia de leer las decisiones y actos del gobernador electo:
No saldrá Rueda por un acuerdo extrajudicial. Seguirá en la cárcel hasta pagar la pena por su delito, por ese delito.
No se alterará este proceso y el gobernador electo no es responsable, ni tiene intromisión, ni en este, ni en ningún otro proceso que actualmente se esté desarrollando o que otras personas pudieran presentar en el futuro contra el empresario de medios Arturo N., quien en su pasada salida de la cárcel, con temeridad, hasta amenazó a periodistas.
Que nadie suponga que un perdón puede torcer la aplicación de la justicia.
Perdonar se conjuga con justicia, o no se conjuga.