La facción morenovallista del PAN ha entrado en la encrucijada más crítica de su historia y hay las condiciones para que sus miembros acaben fuera del partido de la derecha. Es sin duda la revancha del Yunque, que se está cobrando viejos agravios contra este grupo político y por eso tiene cercados a sus tres principales figuras: la diputada federal Genoveva Huerta Villegas, quien es cabeza de esa corriente, el legislador local Eduardo Alcántara Montiel y la edil de San Pedro Cholula, Paola Angon Silva.
Frente a esta coyuntura es pertinente preguntarse: ¿quién está defendiendo a Genoveva Huerta Villegas y a su corriente política?
La respuesta es muy sencilla: nadie está metiendo las manos a favor de Genoveva Huerta Villegas.
Los morenovallistas han quedado en la orfandad absoluta.
Este miércoles, mientras el Comité Directivo Estatal del PAN exhibía los presuntos actos de corrupción –que habrían provocado un daño económico al partido de 11.5 millones de pesos– descubiertos en el último tramo de la gestión de Genoveva Huerta Villegas como presidenta estatal del albiazul, la exdirigente subió una foto en sus redes sociales en donde está posando con el presidente nacional panista, Marko Cortés Mendoza, como queriendo mandar el mensaje de que tendría el respaldo del líder de esta fuerza política.
Para nadie es un secreto dentro del PAN de que hay agradecimiento de Marko Cortés hacia Genoveva Huerta porque la legisladora contribuyó –en octubre de 2021– a conseguir la reelección del primero como presidente nacional del PAN.
Sin embargo, al mismo tiempo el máximo dirigente de esta fuerza política no ha querido intervenir en las constantes confrontaciones entre las facciones morenovallistas y yunquistas del último lustro.
Con ambas expresiones Marko Cortés tiene compromisos y no quiere confrontarse con nadie. Por eso prefiere no intervenir en los conflictos internos del panismo poblano.
En realidad, lo que Genoveva Huerta Villegas acaba exhibiendo es que ella y los miembros de su grupo no acaban de entender que ya se les mermó el poder político que antes poseían, que se acabó su capacidad de interlocución con las corrientes nacionales del PAN, y que tienen un margen muy insignificante para evitar su expulsión de las filas del blanquiazul o que, por lo menos, queden nulificadas sus participaciones en el proceso electoral de 2024.
Ante los conflictos que está enfrentando Genoveva Huerta Villegas hay un silencio absoluto de todas las corrientes internas del PAN poblano. Nadie le ha hecho el más mínimo guiño de ayuda o solidaridad.
Nadie ha salido a defender a Genoveva Huerta Villegas en la investigación que enfrenta por malos manejos de las finanzas del PAN, durante su gestión como presidenta del partido.
Lo mismo ha pasado con Eduardo Alcántara Montiel en las acusaciones de hostigamiento sexual y extorsión que en su contra presentó la activista Erika de la Vega, que lo ha llevado a tener una sentencia definitiva por violencia política de género y un proceso abierto en la Fiscalía General del Estado. Además de un clamor de que debe ser expulsado del partido de la derecha.
Y a Paola Angon Silva nadie la defiende en los señalamientos de abusos y mal manejo financiero del Ayuntamiento de San Pedro Cholula, en donde el respaldo a la gestión de la edil ha provenido de sectores del PRI y del líder de la Confederación de Trabajadores de México, Leobardo Soto Martínez, pero no hay ningún respaldo sólido del blanquiazul.
Genoveva Huerta está pagando con creces el peor error que pudo cometer: en el proceso electoral de 2021, siendo dirigente del albiazul, siempre que surgieron brotes de inconformidad de militantes panistas contra las candidaturas de alcaldes, la respuesta de la entonces presidenta era tildar a los manifestantes de vándalos, de golpeadores, de ser “infiltrados de Morena”.
Eso generó un fuerte agravio en importantes núcleos de militantes del PAN en diferentes regiones del estado de que la dirección de su partido los calificara como miembros de la 4T, por reclamar derechos dentro de dicha fuerza política.
Ahora todos le están pasando la factura política a Genoveva Huerta y su reducido grupo político.
Muy difícilmente los morenovallistas podrán “salvar el pellejo”.