Llueven papeles sobre Tony Gali como si estuviéramos en un karaoke, o en The Woodlands, Texas, la exclusiva zona en la que vive y construye fraccionamientos a lo bestia.
El hipócrita lector se irá de espaldas.
Luego de una primera entrega, hecha llegar desde lo que alguna vez fueron las tripas del efímero galismo, este miércoles recibí un material que revela que el microgobierno de Gali —denominado “El Cantante” en una publicación sobre un complot en contra de Eduardo Rivera Pérez, hoy alcalde de Puebla— no sólo violó las normas elementales en los temas de licitación y adjudicación directa de obras y servicios, sino que en su locura de poder hizo y deshizo en otras esferas.
Por ejemplo:
Las nóminas gubernamentales.
Todos recordamos que Gali quiso pasar a la historia como un gobernador austero.
(En su campaña política ya empezaba a odiar —con suficiente sal y vinagre— a Rafael Moreno Valle).
En ese sentido, prometió que se bajaría el sueldo, y que nadie —ningún amigo de sus hijos (o sobrino, o presta nombres) convertido en funcionario ganaría más que él.
Una simple ojeada al documento que un ex galista me hizo llegar exhibe las mentiras e inconsistencias.
Gali se bajó el sueldo a 55 mil 485 pesos mensuales, pero en una sola de las nóminas —denominada “contratación de Lista de Raya sin regulación—, el despacho Vázquez Nava y Consultores —contratado por el propio hoy ex gobernador— detectó que varios desconocidos tenían casi el doble de ingresos que éste.
Algunos nombres:
Adolfo Meléndez Castillo y Lorena Serrano Zacaula ganaban 94 mil 400 pesos al mes, lo que contrasta notablemente, además, con lo obtenido por los más importantes secretarios de Despacho del primer círculo.
¿Qué trama había ahí?
Misterio.
Sólo Gali lo supo.
¿A qué bolsillo se iba ese dinero black?
Dejad hablar al viento.
Ahí está la respuesta.
El despacho observó puntualmente esa irregularidad —y varias más—, obteniendo sólo escuetas tarjetas informativas como respuesta.
Agregan Vázquez Nava y Consultores:
“Asimismo se presentó un listado con mil 390 servidores públicos contratados bajo esa modalidad —“Lista de raya sin regulación”—, entre los cuales se observan 31 servidores públicos que perciben salarios superiores a los estipulados en los tabuladores autorizados, por un monto de un millón 333 mil 287 pesos mensuales”.
Nada mal para quien sólo tenía menos de dos años para allegarse de lo más posible.
Las observaciones, es evidente, se las pasaba el galismo por el arco del triunfo.
Y para justificarlas tenía a sus patéticos colaboradores: léase Javier Lozano Alarcón (el Roemer tropicalizado).
Ya ladrarán los perros defendiendo a su amo.
Uno: el ordinario citado.
Otro: el Serrat poblano (vendedor de canapés rancios).
Uno más: el paria al que nadie lee y que se hace pasar como columnista del diario El Popular.
Esta historia, faltaba menos, continuará.