A unos días de que ocurran los comicios extraordinarios en Venustiano Carranza hay terror, zozobra, entre muchos pobladores por las altas posibilidades de que el próximo domingo –de la mano del PAN– regrese al poder la familia Valencia Ávila, la misma que ya acumuló un excesivo poder al controlar cuatro ayuntamientos sucesivos –entre los años 2008 y 2019— y que cuando gobernó, el municipio vivió una década horror por las constantes ejecuciones, las balaceras en la vía pública y los “levantones”.
Las probabilidades de triunfo de los Valencia se darían por el poder “clientelar” que –se dice– tienen en las comunidades a las que han alimentado con dadivas a lo largo de varios años; pero también porque en el trienio pasado hubo mucho malestar contra el entonces alcalde morenista, Ernesto García Rodríguez, quien a lo largo de su mandato logró reducir la violencia, pero dejó mucho que desear por la falta de obras y una pésima atención a los servicios públicos.
De hecho, el próximo domingo se repite la misma contienda del 4 de junio de 2024: llegan a las urnas Marco Valencia Ávila, el candidato del PAN, contra Ernesto García Rodríguez, el aspirante de Morena, quien busca reelegirse como alcalde.
Hace 9 meses, la contienda terminó con un cerrado resultado a favor de Marco Valencia que superó por 709 votos a Ernesto García. El primero candidato obtuvo 6 mil 638 sufragios contra 5 mil 929 del segundo aspirante.
El resultado del 4 de junio se canceló por la extrema violencia que se vivió el día de los comicios: cuando se estaba en el proceso de trasladar los paquetes electorales al Consejo Municipal Electoral apareció un convoy de camionetas blancas intentando interceptar, a balazos, a los ciudadanos que transportaban las cajas con las boletas y las actas de escrutinio de la votación. De pronto apareció otro grupo armado, que repelió la agresión.
Hasta ahora se desconoce cuál de esos grupos favorecía al candidato del PAN y cuál al aspirante de Morena.
Fue tan “sucia” la elección que cuando se trasladó el cómputo oficial a la ciudad de Puebla, uno de los paquetes no era más que una improvisada caja de cartón sellada con cinta canela, que en nada obedecía a los materiales oficiales que se utilizaron para resguardar la papelería de los comicios.
Más allá de la lucha por el gobierno municipal, lo acontecido el día de las votaciones es reflejo de la disputa que hay de dos bandos por “el control de la plaza”, pues esa región es una de las más ricas en el negocio de robo de combustible.
Venustiano Carranza es uno de los dos municipios que están más al norte del estado de Puebla. Colinda con las localidades veracruzanas de Poza Rica, Coatzintla y Coyutla, que son territorios por donde transitan las rutas que utilizan las bandas que operan en el puerto de Tuxpan y una parte importante del sur de Tamaulipas, en donde manda el Cártel del Golfo.
Ahí en Venustiano Carranza se encuentra el proyecto del Paleocanal de Chicontepec, mediante el cual Pemex explota más de 700 pozos petroleros. Por esa zona pasan los ductos de combustible que llegan hasta Huauchinango, lo cual ha provocado que, desde el año 2014, la zona esté asolada por bandas “huachicoleras”.
Siendo gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, se acusó desde el Poder Ejecutivo a los miembros de la familia Valencia Ávila de controlar el robo de combustible, lo cual provocó que la mayoría de los hermanos de ese clan abandonara la región para evitar la acción de la Fiscalía General del Estado.
Entre los que “se fugaron” se encontraba Vicente Valencia, quien era el acalde en turno del municipio.
Cuando parecía que los Valencia ya eran solo parte del “pasado obscuro” de esa demarcación, regresaron a la palestra política por obra y gracia de Eduardo Rivera Pérez, quien fue el candidato del PAN y el PRI a la gubernatura de Puebla en 2024 y acabó sufriendo una humillante derrota.
A Eduardo Rivera, como ahora al presidente estatal del PAN, Mario Riestra Piña, no les ha importado los graves antecedentes de los Valencia porque esta familia, cuando abandonó al PRI en 2010, se convirtió en una fuente de financiamiento para las campañas electorales panistas en la Sierra Norte de Puebla.
Similitudes con los hermanos González Vieyra
Pareciera que lo acontecido con los Valencia tuviera muchas similitudes con hechos recientes, como es: la caída de los hermanos González Vieyra.
Hay que ver las coincidencias: la familia González Vieyra ejercía un cacicazgo desde principios de siglo, que se expresaba en que el padre Ramiro Margarito González fue edil de Chichiquila y luego, le siguieron en el mismo cargo sus hijos Ramiro, Eruviel y Giovanni González Vieyra.
En 2024, los tres hermanos consiguieron por la vía del Partido Movimiento Ciudadano convertirse al mismo tiempos ediles de Ciudad Serdán y Chichiquila, mediante Eruviel y Giovanni, quienes se reeligieron como ediles; mientras que Ramiro llegó a la alcaldía de San Nicolás Buenos Aires. Los dos primeros, junto con el padre están detenidos, y el tercer hermano está prófugo.
Sobre todos ellos pesan acusaciones de ser parte del crimen organizado.
Ahora hay que ver la trayectoria de los Valencia Ávila, que implica a cuatro hermanos de la misma familia.
En 2007, con la venía del entonces gobernador de Puebla, el priista Mario Marín Torres, se le cedió la candidatura del PRI en Venustiano Carranza a Vicente Valencia Ávila, el hermano mayor de una familia proveniente de Michoacán. Este personaje gobernó con “mano dura” y empezó a construir un cacicazgo.
A la siguiente contienda, los Ávila traicionaron al PRI y se pasaron del lado del PAN, al financiar la campaña electoral del entonces aspirante a gobernador por la oposición, Rafael Moreno Valle Rosas.
El morenovallismo en corresponsabilidad le entregó la candidatura del PAN al segundo de los hermanos: Jorge Alejandro Valencia. Fue durante su periodo –de 2011 a 2014– en que la delincuencia se desató y empezaron los enfrentamientos en la vía pública, los ejecutados y los desaparecidos.
A la mitad del sexenio de Moreno Valle, se volvió a solapar a los Valencia y se concedió la postulación panista al tercer hermano: Rafael Valencia Ávila. En su gestión se vivió la época de más violencia en la región.
En la enconada elección de gobernador de 2018, Vicente Valencia regresó al poder político de Venustiano Carranza bajo las siglas del PAN, hasta que un año más tarde dejó el puesto de alcalde bajo la acusación oficial que hubo contra la familia por presuntamente ser parte del crimen organizado.
Ahora el cuarto hermano, Marco Valencia quiere dar continuidad al poder familiar y regresar al control del ayuntamiento de Venustiano Carranza.
Guardando las proporciones y circunstancias, queda claro que hay muchas similitudes entre los González Vieyra y los Valencia: en torno a ellos gravitaron cacicazgo y el crimen organizado. O por lo menos esos parece.