Cuando el precandidato de Morena y partidos aliados a la gubernatura de Puebla, Alejandro Armenta, le dijo a una reportera, quien lo interrogó sobre sus actividades de esta semana, que andaría de “bombero”, no lo hizo figurativamente.
La respuesta que, con una sonrisa, ofreció el morenista en el pasaje del Ayuntamiento, tras una entrevista con varios reporteros, fue literal.
Alejandro Armenta ha estado apagando fuegos.
Algunos verdaderos incendios desbordados.
Otros, incipientes brasas.
Lo cierto es que, además, nos ha mostrado cuál será su estilo de gobierno, en el muy probable caso de que gane la elección el próximo 2 de junio.
Armenta será el mejor operador político de Armenta.
Pero no hay que adelantarse.
Veamos la intensa, intensísima, agenda que tuvo desde la noche del lunes y, especialmente, este martes el precandidato de la megacoalición.
En una reunión con 11 de los aspirantes a la alcaldía de San Pedro Cholula, Armenta consiguió atajar el lunes en la noche la posibilidad de división.
Quienes no llegaron a la reunión, lo hicieron en tono de franca rebeldía o porque recibieron alguna instrucción.
Se trata de personajes que ya están, de cualquier modo, fuera de Morena y la megacoalición.
Dos son ejemplos: Alejandro Oaxaca y Geudiel Jiménez Covarrubias, quienes ya batean para el lado de la oposición.
Dejando de lado a quienes tienen esos intereses, Armenta pudo operar fino.
Luego, vino una cascada de reuniones, con militantes, aspirantes, cuadros y líderes sociales de varias regiones, que sellaron el acuerdo de respaldo y de unidad.
Unidad, sin simulaciones.
Aunque seguramente pudieron quedar cenizas ardientes, la “operación bombero” está dando resultados a Alejandro Armenta.
En una sola jornada se encontró con líderes de San Andrés Cholula, Atlixco, Zacatlán, Ciudad Serdán y Tepeaca.
Seguirán: Izúcar de Matamoros y San Martín Texmelucan.
La magnitud de la faena no admite dilaciones.
En otras regiones, hay también amago de incendios.
Cada cual de distinto tamaño.
Con diferente intensidad.
Pero todos con el riesgo de convertirse en siniestros imposibles de apaciguar.
Los días que vienen, de aquí al arranque de las campañas, seguirá la necesidad de curar heridas y crear caminos hacia la reconciliación de grupos.
En paralelo, hacer una evaluación muy puntual y muy precisa de con quiénes sí se cuenta.
Saber también quiénes se han ido ya.
Hacer el inventario de los traidores.
De los simuladores.
Así como la lista de los fieles aliados.
Llegará apenas a tiempo ese recuento de quiénes realmente están y quiénes ya se fueron.
La batalla formal está por empezar y después será muy muy tarde.
Si alguien le pregunta a Alejandro Armenta qué hará los siguientes días, habrá que creerle la respuesta.
Técnicamente no es todavía candidato.
Es, hoy por hoy, un “bombero” dedicado a una tarea tan importante como impostergable: apagar incendios… en Morena.