Los delegados responsables del proceso interno de Morena se han convertido en un factor de inestabilidad, ya que lejos de dar certidumbre y estabilidad a la selección de candidatos, han estado provocando un clima de malestar de muchos de los aspirantes a las nominaciones, situación que está siendo aprovechada por el panista Eduardo Rivera Pérez, quien está a la caza de los inconformes de la 4T.
Dos ejemplos muy claros: el expriista Benito Ánimas Arellano en Xicotepec de Juárez y el expanista Gabriel Alvarado Lorenzo en Huauchinango, quienes hasta hace unos días estaban en la pugna por las candidaturas a alcaldes y tenían a sus estructuras electorales dentro de la 4T, pero ahora ya están dialogando con Rivera Pérez para apoyar al frente de partidos de la oposición.
Y es que de ser considerados como finalistas en el proceso interno de Morena, de un día para otro, fueron ignorados, ninguneados y ahora, aunque no lo han dicho públicamente, están más cerca de la oposición que del movimiento obradorista.
Se sabe que ambos habrían sido contactados directamente por Eduardo Rivera Pérez, el candidato a gobernador de la oposición, quien los han convencido de colaborar con la coalición del PRI, el PAN, el PRD y el PSI, aunque no sean candidatos a cargos de elección popular.
No se trata de personajes menores: ambos ya fueron alcaldes de sus respectivos municipios y cuentan con importantes estructuras electorales que, si se unen a los partidos de oposición, podrían convertirse en los fieles de la balanza para decidir el rumbo de las elecciones de junio próximo.
Aunque entre ellos no hay relación alguna, hay muchos paralelismos de lo que les ocurrió: el mayor enojo no es el no haber quedado como candidatos, sino que simplemente nadie les comunicó el resultado oficial del proceso de selección de los abanderados, nunca se enteraron si se levantaron las encuestas que prometió Morena y los acabaron ignorando.
La irrupción del expriista Benito Ánimas en Xicotepec de Juárez provocó que el cacique de la región, Ardelio Vargas Fosado, se retirara del proyecto de buscar la alcaldía de ese municipio.
Ánimas tiene una importante estructura electoral y es muy popular entre la población. Se anotó en el proceso interno de Morena. Le dieron el estatus de aspirante. Y hace un par de semanas, le dejaron de tomar las llamadas telefónicas en el partido de Regeneración Nacional. Nadie le comunicó ni le explicó por qué finalmente se decidió que Carlos Barragán Amador, ex alcalde priista, es el nuevo abanderado de la 4T.
Se sabe que, en reacción a ese ninguneo, Benito Ánimas va a colaborar con la campaña del panista Juan Carlos Valderrábano Vázquez, quien va a ser el candidato de la oposición y ya fue edil de Xicotepec de Juárez.
Lo mismo pasa con Gabriel Alvarado Lorenzo, aunque no haga pública su ruptura con la 4T, podría sumar a sus seguidores a la campaña del perredista Eloy Martínez Amador, quien se encamina a ser el candidato de la oposición en Huauchinango.
Un aspirante de la región de Izúcar de Matamoros narra: un día los enviados de Morena reunieron a la mayoría de los militantes y simpatizantes inscritos en el proceso de la 4T para elegir candidatos. Les dijeron que todavía no se había vencido el plazo para seleccionar a los abanderados. Les prometieron, por enésima vez, que les enseñarían las encuestas que se utilizaron para medir la popularidad e intención de voto de los suspirantes.
Lo anterior hubiera estado bien, si no fuera porque a la misma hora, en el mismo día, estaban citados todos los que ya habían sido elegidos candidatos y les ofrecieron un curso sobre cómo preparar sus campañas electorales.
Por eso los que fueron a la primera reunión, cuando se enteraron de que ya se había designado a los candidatos sin mayor explicación para los participantes del proceso interno de la 4T, se sintieron maltratados, agraviados, ignorados y timados.
La mayoría dijo que no va a participar en las campañas electorales de la 4T en protesta por los malos tratos.
Otros más están aceptando las invitaciones del candidato opositor Eduardo Rivera Pérez.