El llamado efecto “fosfo fosfo” que ha sido la punta de lanza propagandística del Partido Movimiento Ciudadano (PMC) no llega a Puebla, pues mientras la 4T y la alianza opositora están armando fuertes baterías de aspirantes a cargos de elección popular, el PMC se encuentra en el marasmo sin candidatos atractivos, sin lograr el desprendimiento de figuras relevantes de otras fuerzas políticas y careciendo de liderazgos jóvenes y polémicos, tal como ocurre en Nuevo León y la Ciudad de México.
Esa condición se debe a que el PMC se ha convertido en el coto de poder de Fernando Morales Martínez, el hijo del exgobernador priista Melquiades Morales Flores, quien ya excedió dos veces los periodos estatutarios como dirigente, no deja brotar otros liderazgos y no genera ningún proyecto de crecimiento para Movimiento Ciudadano, que en otras entidades se ha convertido la tercera fuerza competitiva frente a los bloques del PRI, el PAN y el PRD, así como de Morena y sus aliados.
Por eso Movimiento Ciudadano se perfila a una participación marginal en el actual proceso electoral de Puebla.
Según distintas mediciones el PMC en la capital tiene una intención del voto que estaría entre el 3 y el 4 por ciento.
Mientras que en el estado está entre 2 y 3 por ciento, lo que coloca a este partido en condiciones de no ser un riesgo que les quite votos a las dos opciones fuertes de la contienda: a la 4T y la oposición.
Fernando Morales el mismo se auto-postuló como candidato a la gubernatura y se la pasa diciendo que, el tener 2 por ciento de intención del voto no es un desastre electoral, que en otras partes del país como Nuevo León, Jalisco y Campeche los aspirantes emecistas de no tener nada, lograron crecer y ganar importantes contiendas.
Lo que no advierte el ex priista y ex morenovallista es que no tiene el liderazgo, la gracia y la trayectoria de personajes como Samuel García, Jorge Álvarez Máynez, Luis Donaldo Colosio Riojas y Jesús Pablo Lemus Navarro, que son jóvenes con un manejo propagandístico atractivo y que tienen trayectorias que les permite presentarse como una renovación de lo que nombran “la vieja política”.
Las propuestas del PMC para Puebla son deprimentes: para competir por la alcaldía de la ciudad de Puebla se pretende impulsar al empresario radiofónico Rafael Cañedo Carrión, que carece de popularidad, de experiencia política y de carisma.
Su posible incursión palidece frente a dos candidatos fuertes: Mario Riestra Piña del bloque PRI, PAN, PRD y PSI; y el abanderado de la 4T, el industrial textil José Chedraui Budib.
Al Senado se viene perfilando Ramón Fernández Solana, que tiene un pequeño gran detalle: fue secretario particular del “gober precioso”, es decir del ex gobernador priista Mario Marín Torres, actualmente preso en un penal de Quintana Roo acusado del delito de tortura.
Hasta ahora lo único que se salva en Movimiento Ciudadano es Abraham Salazar, un ex oficial del Ejército y propietario de una institución de educación superior, que hace tres años estuvo a punto de ganar la alcaldía de San Martín Texmelucan.
Salazar en los últimos 3 años no ha dejado de hacer labor de campo y está posicionado como el rival a vencer en la disputa por la alcaldía del tercer municipio más importante del estado.
El proyecto de Abraham Salazar es un caso aislado frente a la mediocridad que caracteriza al PMC en territorio poblano.