Más allá de las decisiones que se tomen respecto a la lista de candidatos a diputados federales de la 4T, el proceso de selección ha dejado un ambiente de malestar y confusión por la forma autoritaria y el maltrato que se dio a la mayoría de los aspirantes que participaron, aunado a que no se cumplieron con las reglas mínimas que fijó la dirigencia nacional de Morena para transparentar la designación de los abanderados que contenderán por los espacios en el Congreso de la Unión.
En varias ocasiones, Mario Delgado Carrillo, el presidente nacional de Morena, les prometió a los aspirantes poblanos que buscan ser postulados como candidatos a diputados federales que se cumplirían dos aspectos básicos: que se les daría a conocer los puntajes de las encuestas que determinarán quiénes serán los abanderados y que el resultado de la selección final se les comunicaría previamente al anuncio oficial del partido.
De tal manera, puntualizó el dirigente en su momento, que los contendientes no se enterarían del resultado del proceso interno “por redes sociales o en la prensa”, sino mediante una comunicación directa con los dirigentes de Morena y los partidos aliados.
Ayer miércoles, el grueso de los 310 participantes que se anotaron para buscar una de las 16 candidaturas en juego en el estado de Puebla, estuvieron atentos a las redes sociales y la prensa, ante el anuncio de Mario Delgado de que se conocería las postulaciones a más tardar la noche del 14 de febrero, lo que no ocurrió. Pero el problema principal es que no se cumplió con la regla de que se les haría partícipes del resultado de las encuestas que midieron la popularidad e intención del voto de los contendientes.
Simplemente, no hubo nunca la reunión previa para que los interesados en las nominaciones conocieran tres cuestiones fundamentales: si hubo los sondeos prometidos, si sus nombres fueron tomados en cuenta en las encuestas y, lo más importante, conocer los resultados de las mediciones demoscópicas.
Esto puede llevar a que la designación de los 16 candidatos por Puebla acabe en los tribunales, por la posibilidad de que algunos participantes –de manera justificada– argumenten que no hubo el sustento para negarles las postulaciones.
Se puede entender que era muy reñido y complejo el proceso para obtener una candidatura, sobre todo cuando había más de 300 suspirantes y únicamente hay 16 espacios en disputa. Lo que no se puede justificar es el maltrato que este martes les dieron a una parte importante de los políticos que se anotaron en el proceso interno de la 4T.
Entre la una y las 2 de la madrugada de este 14 de febrero, muchos de los que se registraron en la contienda por las nominaciones de la 4T, recibieron –vía whatssapp– un mensaje a nombre de Raymundo Atanacio Luna, el coordinador de Conciliación Política de Morena, que los convocaba a una reunión “urgente” a las 13 horas en un inmueble ubicado en el bulevar Atlixco de la ciudad de Puebla, mismo que en años anteriores fue la sede oficial del Instituto Estatal Electoral.
Un comunicado oficial de Morena da cuenta que llegaron al encuentro 149 de los 310 aspirantes y que sirvió para plantear el trabajo de todos a favor de la unidad del movimiento obradorista. Lo que obviamente no se relata en esa versión fue el maltrato a los asistentes.
Puntualmente a las 13 horas ya estaba presente un nutrido grupo de políticos convocados. Al llegar al edificio en cuestión, sin darles mayor información, los hicieron pasar a una especie de bodega. Empezaron a correr los minutos y nadie sabía de qué se iba a hablar en la reunión. Dieron las 14 horas y todo seguía igual. Algunos de los presentes fijaron que si a las 2:30 de la tarde no arrancaba el cónclave, mejor se marchaban.
Faltando pocos minutos para las 14:30 horas apareció Raymundo Atanacio, que tomó la palabra sin acabar de explicar el motivo del encuentro y, sobre todo, que se le hubiera dado el carácter de “urgente”, lo que llevó al desplazamiento de docenas de aspirantes de diferentes regiones del estado para estar presentes en la capital poblana. En algunos casos, eso implicó un mínimo de cuatro o cinco horas en carretera.
Atanacio Luna acabó de hablar sin que nadie entendiera el verdadero motivo por el que fueron citados.
A los participantes les pidieron que se agruparan por el distrito electoral al que pertenecen. Hasta ese momento, la expectativa es que les iban a dar a conocer el resultado de las encuestas y les dirían quiénes perdieron y quién habría ganado la candidatura por cada demarcación.
El primer motivo de desconcierto, de enojo, de incomodidad, es que aparecieron una serie de “operadores” para conversar con cada uno de los grupos que se formaron. Y algunos de ellos son destacadas figuras del PRI.
Es decir, otra vez en el movimiento obradorista son los priistas los que llevan “la batuta” de lo que acontece en esta fuerza política.
Uno de esos “operadores” era Gabriel Reyes Cardoso, un destacado “mapache electoral” del PRI, que fue subsecretario de Educación en el sexenio del gobernador Melquiades Morales Flores y protagonizó un escándalo por poseer una escuela de medicina que no cumplía con los requerimientos básicos que debe tener una institución de educación superior.
Un segundo motivo de inconformidad es que ya reunidos en grupos les pidieron, a los aspirantes, que expresaran: “cuáles son sus inquietudes”.
Algunos se retiraron por considerar que la reunión era una burla.
Al final, nadie les informó del resultado de las encuestas ni quiénes van a ser los candidatos de la 4T.
Dicho de otra forma: entendieron que en Morena se va a designar a los abanderados al viejo estilo autoritario del PRI.