Con el respaldo de cuatro partidos y por delante una ruta plagada de obstáculos, el aún alcalde de Puebla capital, Eduardo Rivera Pérez, comenzó el fin de semana una misión que, desde muchas opiniones, parece imposible hacia la búsqueda de la gubernatura.
Con falta de reflejos y evidentes tropiezos, Acción Nacional, partido de origen del aspirante, dejó ver que hay mucho candidato para tan poquita dirigencia.
Entre viernes, sábado y domingo, Eduardo Rivera hizo la visita de las cuatro casas partidistas: PRI, el local PSI, PRD y PAN.
A pesar de ser un panista de cepa y, hoy por hoy, el ícono de ese partido en Puebla, el primero en recibirlo, apapacharlo y aprobar su participación como “simpatizante” fue el Revolucionario Institucional (PRI).
Luego el Pacto de Integración Social (PSI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Hasta el domingo lo hizo con su partido, Acción Nacional (PAN).
Eduardo Rivera fue recibido el viernes en el viejo edificio de Insurgentes Norte, en la Ciudad de México, por Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, el dirigente nacional del tricolor.
La aprobación para ser candidato, sin mayores trámites, la concedió el Consejo Político Nacional.
Ocurrió antes que en el PAN.
Podrán esgrimir mil pretextos.
Pero lo cierto es que el panista que aspira a ser gobernador de Puebla estuvo primero con el PRI, en la ruta para convertirse formalmente en precandidato en el Proceso Electoral Concurrente 2023-2024.
Luego con el PSI y PRD.
Hasta el sábado, con reflejos lentos, el PAN poblano anunció que será también su candidato.
Hasta el domingo lo registró en un evento del que honestamente se esperaba más, mucho más.
Esa postal deja la sensación de que hay mucho candidato para tan poca dirigencia azul.
PRI, PAN, PRD y el local PSI conforman la edición en el estado del Frente Amplio por México.
Los dirigentes de esos partidos son pragmáticos.
Saben que solos no ganan.
Es más, ni siquiera se presentan como opción competitiva.
Por cierto, en la atareada agenda del fin de semana de Eduardo Rivera, hubo un dato muy interesante, que vale la pena resaltar.
En la reunión del viernes con el PRI nacional y su cúpula, estuvo Carlos Aceves del Olmo, dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
El dato es muy relevante porque su representante en Puebla, el saltimbanqui Leobardo Soto, arremetió contra Eduardo Rivera ese día, precisamente.
Dijo que le incumplió y que por eso apoyará al morenista Alejandro Armenta.
Ya meses antes, el cetemista poblano estuvo apoyando al morenista Julio Huerta y se dejó ver en mítines de Claudia Sheinbaum.
Es decir, ¿la CTM es opositora a nivel nacional y totalmente 4T en Puebla?
¿O Leobardo Soto se tragará sus palabras en los próximos días?
“Mi hijo (quien es regidor) no se debe a él (Eduardo Rivera). Leobardo Soto Enríquez siempre ha sido postulado y ha ganado las elecciones con votos.
“No le debemos nada a Lalo Rivera y en su conciencia llevará las dos veces que nos echó a la policía, no a Leobardo Soto, sino a líderes cetemistas y eso no se perdona”, sentenció Leobardo papá.
Tras este arranque tropezado, confuso, en que Eduardo Rivera vistió en tres días cuatro distintas casacas, los números son fríos.
El horizonte se ve difícil.
Más allá de las encuestas, que ponen arriba a la alianza lopezobradorista que encabeza en Puebla Alejandro Armenta, está la referencia inmediata.
En el proceso intermedio de 2021, los partidos que hoy abanderan a Rivera Pérez, a pesar de haberle dado el triunfo en la capital, tuvieron magros resultados en el estado.
El local PSI obtuvo apenas 3.02 por ciento de la votación.
Por debajo del mínimo para conservar el registro, aunque lo logró por la vía nacional, el PRD en Puebla quedó apenas con 2.39 por ciento de los votos.
El PAN logró 17.95 por ciento del registro de los sufragios en el estado.
Mientras que el PRI se quedó con 14.54 por ciento.
Juntos, si pudieran repetir esa cifras, suman 37.9 por ciento.
El escenario es complicadísimo.
Porque además la precandidata presidencial Xóchitl Gálvez no sube.
Es más, se ha estancado y comienza a delatar decrecimiento.
El papelón de su mitin en San Andrés Cholula, la semana pasada, con unos 500 asistentes, es alarmante.
Hay encuestas que ponen a Morena con 50 por ciento del potencial de las preferencias.
El terreno está muy cuesta arriba.
Se trata del mayor reto en la vida profesional de Eduardo Rivera Pérez.
El mismo Eduardo Rivera Pérez que, sin embargo, está acostumbrado a venir de atrás, rebasar y triunfar.
Así lo hizo en 2021, cuando ganó por segunda vez la alcaldía de Puebla.
¿Esta vez se repetirá la historia?
Hoy muchos lo ven como una misión imposible, pero en política nada está escrito y cualquier cosa, cualquier, puede pasar de aquí al domingo 2 de junio de 2024.