La vida laboral del Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla (Cobaep) ha dado un giro de 180 grados, ya que hace tres días se le ha concedido la toma de nota, es decir el reconocimiento oficial, al Sindicato Independiente de Trabajadores del Colegio de Bachilleres, encabezado por José Ángel Martínez Nolasco, pese a toda la resistencia que hubo de la Dirección General del Cobaep –cuyo titular es Arturo Rodríguez Ballinas–, que buscó por todos los medios impedir el surgimiento de dicha organización gremial.
De manera extraordinaria en tres meses se logró dicho reconocimiento, en mucho, por la reforma laboral de 2019 que quitó a las autoridades estatales la facultad de conceder la toma de nota de los sindicatos, correspondiendo ahora a esa competencia a instancias del ámbito federal.
El Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral concedió el número de registro oficial CFCRL-41 a la agrupación encabezada por José Ángel Martínez Nolasco, que lo pone en la ruta de conseguir en el mediano plazo la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo del Cobaep.
Este fallo es mortal para dos actores fundamentales de la institución de educación media superior más importante del estado de Puebla:
Primero para el sindicato oficial, encabezado por Moisés Guerrero Gutiérrez, que se ha colocado en el camino de la extinción. A esta organización le quedan unos cuantos meses de vida, ya que desde 2019 no tiene reconocimiento oficial y ahora queda vapuleada por el surgimiento de la nueva agrupación gremial.
Y en segundo lugar, Arturo Rodríguez Ballinas que en su calidad de director del Cobaep cometió el grave yerro de tomar una actitud intervencionista en la vida sindical de la institución y ahora, tendrá que pagar las consecuencias.
En el Cobaep se han cometido muchas irregularidades en los últimos tres años, como es conceder plazas de tiempo completo a personal que no tiene los méritos laborales o el nombramiento de directivos, que no cubren los requisitos académicos.
Esas anomalías ocurrieron, principalmente, cuando fue director Santos Alfonso Serrano Méndez –quien fue removido en diciembre pasado— y el actual titular de la institución, Arturo Rodríguez, no ha hecho nada para sancionar y corregir dichas anomalías.
Desde que Rodríguez Ballinas llegó al cargo los abusos y malos tratos contra los trabajadores del Cobaep se han multiplicado. No se respetan horarios, hay excesos de cargas de trabajo, no se pagan jornadas completas y a muchos empleados se les negó la prestación de gozar vacaciones.
Todo eso ha ocurrido porque literalmente desde hace cuatro años no hay una representación gremial que defienda a los 2 mil 300 trabajadores con base laboral.
El sindicato de Moisés Guerrero es inservible. No es una exageración esa afirmación. El secretario general fue electo a mediados de 2019 y un mes después, impugnaron su designación porque resulta que nunca había sido sindicalizado y los estatutos no permiten que alguien puede ser dirigente sin haber estado afiliado a la organización.
Desde entonces dicha agrupación no tiene toma de nota y carece de facultades legales para negociar temas laborales con las autoridades del Cobaep.
A Arturo Rodríguez Ballinas le ha convenido que el sindicato de Moisés Guerrero no tenga reconocimiento legal, porque no hay nadie que denuncie y frene los abusos laborales, como es el hecho de que están “congeladas” las jubilaciones de los empleados que ya cumplieron con el número de años que marca la ley para retirarse.
Por eso cuando surgió el movimiento del sindicato independiente encabezado por José Ángel Martínez Nolasco, la dirección del Cobaep buscó hacer fracasar la primera asamblea de la naciente organización realizada el sábado 13 de mayo pasado.
En aquella ocasión, Rodríguez Ballinas adelantó el festejo del día del maestro para que un viernes antes de la asamblea no hubiera clases ni actividades administrativas en el colegio y no se pudiera convocar a los trabajadores a acudir al acto de arranque del nuevo sindicato.
Y a todos los maestros de actividades paraescolares les prohibieron acudir al encuentro sindical, bajo amenazas de ser suspendidos.
Pese a todos los esfuerzos para hacer fracasar la reunión, realizada en un salón social al sur de la ciudad, llegaron 284 trabajadores que se afiliaron, aprobaron la constitución del sindicato y eligieron a la dirigencia. Ese acto acabó siendo validado por el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.
En los últimos tres meses, unos 300 trabajadores más se han afiliado al nuevo sindicato, con lo cual ya tiene una militancia que abarca poco más del 25 por ciento de la planta laboral de la institución.
Durante los próximos tres meses se tiene el reto de afiliar a otros 500 trabajadores y con ello, se tendrá el número mínimo de miembros que le permitirá a José Ángel Martínez Nolasco, iniciar la demanda por la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo, algo que es previsible que así ocurrirá.