El golfo de Adén fue testigo de un mortífero ataque llevado a cabo por los rebeldes hutíes, quienes apuntaron a un barco de bandera de Barbados, el “true confidence“. El resultado fue la pérdida de al menos tres vidas y cuatro personas heridas, marcando un sombrío hito al convertirse en las primeras víctimas civiles en las acciones de los insurgentes chiíes contra buques.
El barco, propiedad estadounidense y navegando con la bandera de Barbados, sufrió daños significativos durante el ataque perpetrado con “un número de misiles adecuados”, según el portavoz militar hutí, Yahya Sarea. El incidente generó un incendio a bordo, y se reporta que la tripulación del buque rechazó los mensajes de advertencia antes del ataque.
La embajada británica expresó su condena al ataque, llamando a que cesen este tipo de acciones y ofreciendo sus más sentidas condolencias a las familias de los muertos y heridos. Por su parte, el Consejo Político Supremo de los hutíes, a través de Mohamed Ali al Huti, negó que el ataque estuviera dirigido intencionadamente contra civiles, sugiriendo que Estados Unidos debería compensar a las víctimas si la versión estadounidense sobre una muerte accidental es precisa.
En respuesta, Estados Unidos ha prometido hacer rendir cuentas a los hutíes por el ataque y ha instado a los gobiernos de todo el mundo a abordar la situación. El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, enfatizó que las acciones de los hutíes perturban el comercio internacional, la libertad de navegación y ponen en peligro a la gente de mar.
Este incidente plantea desafíos significativos en términos de comercio internacional y seguridad marítima, generando una creciente preocupación a nivel global. La situación sigue evolucionando mientras se espera una respuesta coordinada de la comunidad internacional para abordar las implicaciones de este ataque hutí en el Mar Rojo.