El parlamento de Corea del Sur ha dado un paso histórico al aprobar, de manera unánime, la prohibición del consumo de carne de perro, una medida que entrará en vigor a partir de 2027. Con 208 votos a favor y ninguno en contra, la nueva ley busca abordar la presión de activistas de derechos de los animales y mejorar la percepción internacional del país.
La legislación prohíbe la cría, despiece, distribución y venta de perros con fines alimenticios. Aunque no se impondrán sanciones a los consumidores, las otras partes de la cadena de comercialización enfrentarán penas de dos a tres años de cárcel o multas de hasta 30 millones de wones (aproximadamente 23,000 dólares).
El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, respalda la medida, marcando así el cumplimiento de una de sus principales promesas de campaña. La primera dama, Kim Keon Hee, también ha expresado su apoyo público, a pesar de recibir críticas y insultos durante las movilizaciones de criadores.
🇰🇷 | Corea del Sur prohibió la comercialización de la carne de perro. La medida regirá desde 2027. pic.twitter.com/ll06xkASfU
— Mundo en Conflicto 🌎 (@MundoEConflicto) January 9, 2024
El impacto de esta medida en la conciencia social y ambiental
La nueva normativa pretende contribuir a la protección de los derechos de los animales y fomentar la coexistencia armoniosa entre humanos y animales. Detalles específicos sobre la implementación y el cierre de negocios relacionados con la industria de la carne de perro serán elaborados en colaboración con funcionarios, criadores, expertos y activistas.
A pesar de la resistencia por parte de algunos involucrados en la industria, la aprobación de la ley refleja un cambio significativo en la conciencia social y ambiental en Corea del Sur. La sociedad muestra una creciente sensibilidad hacia los derechos de los animales y el respeto al medio ambiente.
La medida cuenta con un periodo de gracia de tres años antes de entrar en pleno efecto en 2027. Aquellos que infrinjan la ley podrían enfrentar penas de prisión de hasta dos años o multas significativas. Aunque la prohibición ha generado debates, demuestra un avance hacia prácticas más éticas y sostenibles en la relación entre humanos y animales en Corea del Sur.