La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha tomado una medida sin precedentes al formalizar una investigación destinada a evaluar la posible destitución del presidente Joe Biden. Con una ajustada votación de 221 contra 212, respaldada únicamente por los republicanos, este procedimiento se centra en las acusaciones de influencia indebida de Biden para favorecer los negocios de su hijo, Hunter Biden, en el extranjero.
Esta investigación, si bien carece de una viabilidad real para destituir a Biden, marca un importante desarrollo en el ámbito político estadounidense. Los republicanos, liderados por el Comité de Investigación de la Cámara de Representantes, argumentan que la influencia de Biden durante su tiempo como vicepresidente facilitó a su hijo realizar negocios en China y Ucrania.
Las tensiones partidistas se han intensificado, ya que los republicanos buscan utilizar este proceso como una herramienta para afectar la imagen de Biden, especialmente en el contexto de las elecciones presidenciales de 2024, donde el actual presidente busca la reelección.
En respuesta a esta movida, Joe Biden calificó la investigación como una “artimaña política infundada” durante un comunicado emitido después de la votación. Destacó que la acusación carece de respaldo fáctico, incluso entre los propios republicanos en el Congreso. Su hijo, Hunter Biden, también se defendió en una inusual rueda de prensa, negando cualquier participación financiera de su padre en sus negocios.
A pesar de la formalización de esta investigación, los republicanos no han presentado evidencias concretas de abuso de poder o fraude por parte de Biden. La Casa Blanca ha argumentado que las citaciones emitidas por los republicanos eran ilegítimas sin una votación formal de la Cámara Baja.