Las mujeres y la comunidad LGBTTTIQ+ son las poblaciones más vulneradas por la desigualdad salarial y de género. Los roles de género las privan de ocupar puestos de liderazgo.
La desigualdad de género es una problemática estructural que atraviesa las dimensiones social, política y económica de las personas en México, que no se limita a hombres y mujeres, también a las personas de orientación sexual e identidad de género (OSIG) LGBTTTIQ+. El Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla visibiliza este problema en su cuarto breve informe de desigualdad de género 2024.
Esta instancia de la Universidad Jesuita reporta que siguen siendo evidentes las ausencias del Estado en materia de igualdad de género, sobre todo en el rubro económico. A pesar de que existen logros, “no se han dado de forma lineal y no han estado exentos de resistencias y conflictos”, expresó la doctora Nadia Castillo Romero, directora del departamento de Ciencias Sociales de la IBERO Puebla.
La maestra Mar Estrada Jiménez, coordinadora la Licenciatura en Economía y Finanzas, expuso que la brecha de género en México es de 57 por ciento en cuanto al ingreso, y para el caso de Puebla, hay una brecha de 61 por ciento. Esto a pesar de que, a nivel nacional, hubo una reducción de la brecha de -7.17 por ciento en 2023 con respecto a 2022.
En Puebla, los ingresos mensuales reales de las mujeres se desplazaron de 1,544.13 a 1,710.92. En 2015, los hombres percibían 2,735.66 en promedio; para 2023, 2,759.01. Respecto al 2022 hubo una reducción de la brecha de -18.55 por ciento.
“El trabajo de las mujeres se focaliza en dos cosas: la informalidad y la precariedad”: Marco Antonio Padilla
En el rubro salarial, persiste una brecha significativa en toda la República mexicana del 36.9 por ciento y en Puebla está en 30.01 por ciento. Así lo indicó Marco Antonio Padilla Santiago, estudiante de Economía y Finanzas, y coautor del informe. Además, las estadísticas de ocupación explican parcialmente la desigualdad estructural en cuanto a salario e ingreso percibido por las mujeres en contraste con los hombres.
La desigualdad sigue impactando fuertemente en la vida de las mujeres mexicanas incluso cuando terminan su vida laboral, ya que estadísticamente tienen menor acceso a pensiones en el país desde 2010, índice bajó dos puntos porcentuales en comparación al 2000.
María Fernanda Bello Andrade, también estudiante de Economía y Finanzas, señaló que hay una tácita falta de oportunidades de crecimiento profesional para las mujeres, además de una violenta imposición de los roles de género al adjudicar las labores de cuidado y del trabajo doméstico, lo que se conjuga con una inseguridad constante dentro del espacio de trabajo.
Tan solo en el primer trimestre de 2023, se reportó que el 60.7 por ciento de las mujeres en México abandonan su trabajo por discriminación o acoso en los espacios laborales. En Puebla, el 100 por ciento de las personas que renuncian a su empleo por estos motivos son mujeres.
Hannia Faride Góngora Compeán, también coautora del informe e integrante de la Comunidad Estudiantil, señaló que la tendencia al rechazo hacia la comunidad LGBTTTIQ+ se hace más evidente dentro de los espacios laborales, donde se generan dinámicas de discriminación, segregación y violencia. Ante esto, la concientización sobre las condiciones de desigualdad que vive la diversidad sexogenérica se vuelve un proceso por demás complejo en los centros de trabajo.
Las y los integrantes del Observatorio de Salarios evidenciaron cómo se ha pauperizado la vida de la mayoría de los mexicanos y mexicanas a consecuencia de las desigualdades de género, que, en sus palabras, únicamente recrudecen y marginalizan más a las mujeres y a las personas de la comunidad LGBTTTIQ+.
La reducción de las brechas ha sido desigual y poco significativa; por ello, la desigualdad debe combatirse en todos los casos como un problema estructural.