Al parecer, el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, no está teniendo en los regidores de Morena a sus principales críticos o detractores, pese a las discrepancias de ambos respecto a las basificaciones otorgadas por el Ayuntamiento pasado.
Solo basta con revisar las notas periodísticas vertidas en los últimos días para darse cuenta que el primer regidor capitalino está siendo objeto de diversos señalamientos por parte de perfiles vinculados con el morenovallismo.
Es el caso de la aspirante a la dirigencia estatal del PAN, Genoveva Huerta Villegas, quien fue muy cercana a la mandataria Martha Erika Alonso Hidalgo, y la cual apenas acusó a Rivera Pérez de desviar recursos del gobierno de la ciudad en favor de Augusta Díaz de Rivera, su rival en el proceso interno del instituto albiazul.
Sumado a lo anterior, la diputada local, Guadalupe Leal Rodríguez, ha aprovechado la controversia generada por el retiro de bolardos en el primer cuadro de la ciudad, para mandarle indirectas muy directas al primer regidor capitalino y criticar su actuar en materia de Movilidad.
De hecho, Leal Rodríguez ha “invitado” a Rivera Pérez a dar marcha atrás a la acción referida y dialogar con agrupaciones de ciclistas y usuarios de transporte no motorizado.
Entonces, parece ser que al alcalde ni la muerte lo ha librado por completo de la actitud saboteadora y de mandamás que le aplicó en su momento el extinto Moreno Valle Rosas.
Circo y maroma legislativa
El diputado local por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Antonio López Ruiz, está tan necesitado de reflectores que hasta en comisiones tiene que hacer circo maroma y teatro para que lo vean.
Resulta que en la presentación del plan de trabajo de la Comisión de Bienestar, la cual preside, en su afán de protagonismo, López Ruiz, se levantó de su asiento para exponer como si estuviera en la primaria o secundaria.
Esta acción causó extrañeza entre sus compañeros diputados porque usualmente la exposición de motivos y argumentos se realiza desde sus lugares sin la necesidad de buscar acaparar las miradas sin razón alguna.
Llama la atención que al término de la sesión se acercó a sus asistentes para preguntar si en la transmisión de redes sociales salió bien encuadrado y se escuchó fuerte su discurso.