El Partido de la Revolución Democrática (PRD) recibió “el tiro de gracia” esta semana, pues al quedar fuera de las elecciones extraordinarias que habrá en dos semanas, perdió la última oportunidad que tenía de sobrevivir como fuerza política local. Aunque en realidad, el PRD se murió de inanición, de abandono, pues a nadie le interesó salvar al instituto del sol azteca, incluyendo a la 4T.
El proyecto original, por el cual se abrió la remota posibilidad de que el PRD pudiera “salvar el pellejo”, era que compitiera en las cuatro elecciones extraordinarias –del próximo 23 de marzo— y pudiera completar la votación mínima para obtener el registro como partido político local. Posterior a ello, se había planteado la idea de emprender una negociación para que, en los comicios intermedios de 2027, el sol azteca dejara la estela de la oposición y se convirtiera en una agrupación “satélite” de Morena.
Algo similar con lo que ahora pasa con los partidos Nueva Alianza, Verde Ecologista y Fuerza por México, que son apéndices de la fuerza política en el poder.
Se sabe que en la cúpula estatal de la 4T se habría conocido esa intención, se mostró un leve interés y después, se consideró que era irrelevante.
Por eso nadie le prestó atención a lo que pasara con el PRD en el Instituto Estatal Electoral, en donde les negaron el registro a sus candidatos a alcaldes en los comicios extraordinarios.Al PRD lo único que le faltaban eran 25 mil votos. Es la cifra que lo llevó a la etapa de la extinción.
En los comicios locales del 4 de junio el partido obtuvo 62 mil 233 sufragios, que le dio una participación de 2.1 por ciento, que es 8 décimas abajo del mínimo requerido. Tendría que haber rebasado la cifra de 87 mil 277 votos, pero no lo logró.
Cuando ya le habían retirado el registro al PRD, en el ámbito local y nacional, se abrió el último reducto: que en las elecciones extraordinarias de Chignahuapan, Ayotoxco de Guerrero, Venustiano Carranza y Xiutetelco intentara la hazaña de conseguir esos 25 mil 44 sufragios que le faltaban.
Dicha empresa fracasó por algo muy elemental: el partido no supo acreditar al dirigente que debía solicitar el registro de los candidatos en esos cuatro municipios.
Eso es muestra de la inanición del PRD, en que ya nadie le puso empeñó de rescatar lo último que quedaba de un partido que, a lo largo de dos décadas, fue la fuerza política de izquierda más emblemática de Puebla.
Su alianza con la derecha, primero con el morenovallismo y luego con Eduardo Rivera Pérez, llevaron al PRD a perder todo: la identidad, la congruencia, su sentido crítico y su base electoral.
Para sustentar esa aseveración hay que revisar los números del PRD:
La primera vez que participó en una elección de gobernador fue en 1992, cuando el PRD postuló a Antonio Tenorio Adame como candidato a la titularidad del Poder Ejecutivo. En esa contienda obtuvo el 6.3 por ciento de la votación total.
En 1998, el PRD llegó a 10.87 por ciento de los sufragios, al haber abanderado al expanista Ricardo Villa Escalera.
Un sexenio más tarde, en 2004, el aspirante perredista fue Alejandro Villar Borja, que obtuvo 5.6 por ciento de la votación, equivalente a 100 mil 157 sufragios.
En 2010 no se contabilizó el aporte del PRD a la elección de Rafael Moreno Valle Rosas como gobernador, en lo que fue la primera alianza del partido con la derecha, es decir con el PAN.
La antesala de la extinción del PRD se vivió en 2016, cuando el PRD postuló como su candidata a la gubernatura a Roxana Luna Porquillo, que provocó una caída del partido al 3.8 por ciento de la votación.
Al llegar el proceso electoral de 2018, los hermanos Roxana y Vladimir Luna Porquillo fueron los artífices para que el PRD se aliara con el PAN y postularan a Martha Erika Alonso Hidalgo como aspirante a la gubernatura. El Partido de la Revolución Democrática se desplomó a 2.8 por ciento del índice de votantes.
El año pasado el PRD se volvió a unir al PAN para nominar a Eduardo Rivera Pérez, en la lucha por el cargo de titular del Poder Ejecutivo. El PRD se fue al foso del 2.1 por ciento de la votación.
Ahora, en las cuatro elecciones extraordinarias que podían haber salvado al PRD, el responsable de registrar a los candidatos del partido era Vladimir Luna Porquillo, quien no lo logró.