A sus 85 años, el Partido Acción Nacional enfrenta la peor tormenta interna que pone en jaque su futuro. En un reciente debate, los aspirantes a la dirigencia nacional, Adriana Dávila y Jorge Romero, exhibieron las fracturas y las distintas visiones que compiten por definir el rumbo del partido.
Romero, defensor de una reforma que no contraponga a la militancia con los liderazgos, llamó a la unidad y a rescatar los logros de gobiernos pasados, como las Estancias Infantiles, el Seguro Popular, etc.
Por su parte, Dávila criticó la falta de credibilidad y la corrupción que han marcado la gestión reciente, como el reparto de Notarías y el Coahuila-Gate, abogando por una dirigencia de tiempo completo alejada de los dedazos y compadrazgos.
Recordando a figuras históricas como Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, y Manuel J. Clouthier, luchador incansable por la democracia, es obligación de cada militante preguntarse sobre cómo el PAN ha desviado su camino.
Clouthier decía: “No es que el pueblo no haga la democracia, es que no lo dejan hacerla”, es una frase que se adapta hoy más que nunca a la vida interna del partido.
A nivel nacional, la gestión de Marko Cortés ha sido criticada por los fracasos electorales que han orillado al panismo al punto de desaparecer lo que fue un encumbrado partido, despilfarrando el capital político ganado.
Pero al parecer eso no le ha importado al dirigente del partido azul, pues viajó a Madrid, España.
Marko Cortés se fue a turistear en lugar de estar en México, discutiendo y defendiendo a sus legisladores, que, aunque pocos, están dando la batalla.
Cortés se fue a hacer alianzas con Alberto Núñez Feijó, presidente del Partido Popular de España, donde acordaron estrechar los lazos de cooperación para fortalecer valores de defensa de la democracia frente al retroceso y destrucción que provoca el populismo de la 4T.
¿Es en serio? ¿Fue a criticar el populismo en España, junto al Partido Popular?
¡Ni “Alito” Moreno se vio tan estúpido revelando las veces que se reunió con la ministra Norma Piña, con magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, caray!
En Puebla, con la derrota contundente de Eduardo Rivera en la elección del 2 de junio, el PAN ha perdido terreno y confianza, marcando un punto de inflexión obligado.
Los panistas poblanos enfrentan la misma decisión: seguir con liderazgos cuestionados como el de Augusta Díaz de Rivera y su grupo, o abrirse a nuevas caras que puedan revitalizar al partido, dignificarlo para lograr ser un contrapeso frente a la aplanadora de Morena y sus aliados.
Panistas: es hora de reflexionar y actuar. La renovación no es solo un eslogan, sino una necesidad urgente para recuperar los valores fundacionales de su partido y la confianza ciudadana.
La historia y el futuro del PAN dependen de las decisiones que se tomen hoy.