La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha emitido un informe alarmante que revela que más de mil 50 millones de toneladas de alimentos fueron desperdiciadas en todo el mundo durante el año 2022. Según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma), esto ocurrió en un contexto en el que un tercio de la población mundial enfrentaba inseguridad alimentaria.
La directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, calificó el desperdicio de alimentos como una “tragedia mundial”, señalando que millones de personas padecen hambre debido a este problema. El informe, titulado “Piensa, come, ahorra. Seguimiento de los avances para reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos”, destaca la necesidad urgente de adoptar medidas para abordar esta crisis.
El estudio, realizado en colaboración con la organización asociada WRAP, presenta estimaciones globales sobre el desperdicio de alimentos a nivel de minoristas y consumidores. Además, propone mejores prácticas para reducir a la mitad el desperdicio para 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Entre los hallazgos clave del informe se encuentra que el 60% del desperdicio de alimentos proviene de los hogares, representando 631 millones de toneladas. Esto equivale a un promedio de 79 kilogramos de comida desperdiciada por persona al año, con los hogares botando diariamente el equivalente a mil millones de comidas.
El desperdicio de alimentos no solo tiene consecuencias sociales, sino también ambientales. Genera entre un 8 y un 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, contribuyendo significativamente al cambio climático. Para abordar este problema, la directora general de WRAP, Harriet Lamb, insta a una acción coordinada a nivel global en todas las cadenas de suministro.
A pesar de la gravedad de la situación, solo unos pocos países, incluidos Australia, Japón, el Reino Unido, EE.UU. y la Unión Europea, tienen estimaciones adecuadas sobre el desperdicio de alimentos.