La movilidad humana es una de las actividades más antiguas en la historia, pero sus impactos recientes han puesto los ojos del mundo en este tema. Datos de la ONU en 2020 estimaban que hay más de 281 millones de migrantes en todo el mundo; expertas y expertos en la materia aseguran que en las últimas décadas la población en movilidad se ha feminizado, y otros incluso ven la aparición de familias migrantes.
“El problema de los Estados es que no hay espacios para nombrar la verdad de cada una”, vislumbró la doctora Amarela Varela Huerta, académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Continuó: “Como no hay espacios de verdad, se replican las violencias. Por lo tanto, no hay debido proceso judicial, no hay justicia y no hay resarcimiento o reparación: hay un espiral de repetición”.
Así lo indicó en la conferencia virtual de la IBERO Puebla Mujeres, desplazamiento y organización colectiva, donde tres expertas del fenómeno migratorio explicaron las complejidades, peligros y las estrategias que la comunidad migrante, y específicamente las mujeres, adoptan para hacer frente a las carencias de las instituciones encargadas de proteger sus derechos durante el tránsito.
“Las caravanas migrantes fueron una respuesta de masas, un movimiento popular, un movimiento social, una lucha migrante que desarticuló y desacomodó la gramática incluso de la sociedad”.
Para la doctora Varela Huerta, existen tres principales razones por las cuales una persona decide salir de su lugar de origen: la violencia de mercado, que ha precarizado sus vidas y les niega sistemáticamente el acceso a trabajos dignos; la violencia patriarcal, que llega al punto de poner en riesgo sus vidas y las de sus familias; y la violencia de Estado, que se ha acrecentado en los regímenes más autoritarios.
Ejemplo de esas movilizaciones que huyen del continuum de violencia son las documentadas por la doctora Vanessa Maldonado Macedo, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, quien ha dedicado su trayectoria a acompañar las luchas migrantes y de trabajadoras sexuales.
“Escribo sobre vidas de mujeres trans porque entre ellas y con ellas construí una historia sobre los agravios del cisheteropatriarcado, de la gubernamentalidad de las migraciones y de la posibilidad de amor y de lucha entre mujeres trans y cis”. En ese sentido, la doctora Maldonado Macedo se internó en caravanas migrantes para comprender y documentar el andar de las mujeres trans trabajadoras sexuales que migran.
En el camino se enfrentan a agresiones de todo tipo: asaltos, violaciones a sus derechos y a una constante vulnerabilidad que han sabido afrontar en comunidad, a la par que generan redes con organizaciones de la sociedad civil, recurren a personas facilitadoras del tránsito y ejercen el trabajo sexual para obtener ingresos y generar vínculos transnacionales con otras mujeres trans.
“El derecho a la movilidad es también una cuestión política y de justicia”. Así lo dijo Maldonado Macedo, quien comparte la misma línea de investigación que la doctora Margarita Núñez Chaim. La coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios de la IBERO Ciudad de México caminó con las caravanas migrantes para investigar sus formas de resistencia, organización y cuidados.
“Las caravanas son una forma de acción y de organización colectiva que se van tejiendo a lo largo del camino, no es algo que surja plenamente organizado”, explicó.
Si bien las caravanas se han hecho visibles mediáticamente, son una excepción a la regla para las personas en tránsito, que apenas en tres de cada 10 casos migran en caravana.
Aún con ello, las caravanas “son una acción colectiva de las personas frente a esta política que es cada vez más excluyente, discriminatoria y que tiene costos humanos cada vez más altos”, pues integran estrategias de cuidado y contención que suelen venir de las mujeres, quienes se sostienen de otras migrantes para seguir con su trayecto y subsistir en medio de este.