Este martes es el cumpleaños del Popocatépetl, mejor conocido como Don Goyo, y la celebración del volcán se podría ver empañada, trastocada, porque la quieren contagiar de las luchas de poder que se libran por la gubernatura de Puebla. El PAN estaría amenazando con alterar los usos y costumbres de la región, en un afán de presuntamente querer utilizar y acaparar las imágenes del festejo que se hace en la zona conocida como “el ombligo” del coloso.
Antonio Analco Sevilla es el tiempero, el encargado del ritual del volcán, desde hace más de 5 décadas. Desde los 8 años habla con Don Goyo y ahora, a sus 77 años, se mantiene como el actor esencial de la celebración que pobladores de Santiago Xalitzintla le ofrendan al volcán para pedirle que haya buenas cosechas y lluvias abundantes.
Hace unos días, un grupo de supuestos vecinos de la comunidad, de manera violenta, llegó hasta el domicilio del tiempero para amenazarlo y decirle que, en esta ocasión, no podrá encabezar el ritual a “Gregorio Chino Popocatépetl”, porque ellos –argumentaron– ya se adelantaron para apartar el lugar donde se efectúa –cada 12 de marzo– la ceremonia en cuestión.
Sostuvieron que el candidato opositor a la gubernatura de Puebla, el panista Eduardo Rivera Pérez, va a subir este martes a la zona del ritual y que nadie más, a excepción de sus acompañantes, podrán estar presentes, ya que se van a tomar imágenes y grabar videos que son parte de la campaña propagandística del aspirante albiazul.
Se ignora si esa amenaza está respaldada por un deseo real de Eduardo Rivera de utilizar el ritual a Don Goyo como parte de sus actividades proselitistas.
No sería raro que hubiera un interés del edil con licencia de la ciudad de Puebla de estar presente en la zona del volcán, ya que actualmente está recorriendo las diferentes regiones del estado de Puebla en donde resalta los paisajes naturales, las características culinarias de cada lugar que visita y busca verse siempre en videos conviviendo con ciudadanos comunes y corrientes de los municipios en que hace presencia. Es una forma de darse a conocer al grueso del electorado de la entidad.
En caso de confirmarse la versión de que el aspirante panista va a estar presente –este martes– en la región de Santiago Xalitzintla –que es una pequeña localidad ubicada a 12 kilómetros del cráter volcánico–, habría que preguntarse: ¿Eduardo Rivera es volcanero?, es decir, alguna vez ha mostrado interés, amor, cercanía, preocupación, por lo que pasa con el Popocatépetl y por la gente que vive en las comunidades aledañas al coloso.
Hasta donde se sabe, nunca ha sido de interés del PAN los festejos del volcán, por tratarse de una fiesta pagana, dedicada a Tláloc, que es el dios mexica de la lluvia y del relámpago.
Cada año la gente sube –a la parte central del volcán– a pedirle a Tláloc que aleje el granizo y acerque la lluvia a los cultivos. Por eso a don Antonio Analco también se le conoce como “el granicero”, porque es quien en su diálogo con Don Goyo le pide ahuyentar el mal clima de las tierras agrícolas.
Eduardo Rivera, como cualquier otro candidato a un cargo de elección popular, tiene plena libertad de ir a cualquier parte de la geografía poblana.
A lo que no tiene derecho el aspirante panista es a trastocar los usos y costumbres de Santiago Xalitzintla, sobre todo cuando la ofrenda al volcán tiene un significado del que depende la estabilidad social de las localidades asentadas en las faldas del coloso.
Y es un ritual que se hace al margen de las luchas de poder de los partidos políticos y de los gobiernos.
Sin contar que es un ritual que no cuadra con el catolicismo conservador que caracteriza a Eduardo Rivera y a los líderes del PAN, en general.
Al revés, en los últimos años la política ha sido un factor de agresividad contra las fiestas de Don Goyo.
Desde la gestión panista del exmandatario Rafael Moreno Valle Rosas y hasta la fecha, pasando por los gobiernos de la 4T, ha habido un afán desde la Secretaría de Cultura de repartir dinero en grupos sociales antagónicos a don Antonio Analco, como parte de una intención de controlar el ritual al volcán.
También se ha visto la intromisión de los mayordomos de la Iglesia católica que han querido desplazar al señor Antonio Analco y ellos poner a su propio tiempero, desconociendo que debe ser la comunidad, por un “mandato divino”, la que debe encontrar a un sustituto del “granicero”, cuando este se ausente. Lo cual no hay ningún asomo de que ocurra en el corto plazo.
Sería un error mayúsculo de Eduardo Rivera irse a meter a la ceremonia de Don Goyo.