¿De dónde el rencor de Ignacio Mier hacia Jorge Estefan Chidiac?
¿En qué momento nació tanta rabia?
¿Cuál fue el germen del odio?
¿Por qué la inquina, el encono, la tirria…?
Ya lo venía insinuando con tibias declaraciones sin atreverse a mencionarlo por su nombre, pero esta semana, durante una entrevista radiofónica con el periodista Ricardo Morales, Nacho Mier se desató y de plano se fue a la yugular a Jorge Estefan.
El espíritu de los kamikazes de Morena se apoderó de su cuerpo, mente y alma, y el diputado federal se lanzó con todo contra el diputado local.
¿La razón?
La inminente salida del PRI de Jorge Estefan para asumir una candidatura que estará apoyada por Morena, además del PVEM y PT.
Como si fuera Alejandro Carvajal o Claudia Rivera, o cualquier otro loquito del partido, Nacho Mier escupió todo el veneno acumulado en su garganta.
Entre otras cosas (risas grabadas), dijo:
Que Jorge Estefan le ha hecho mucho daño al partido obradorista.
Que solo ve por sus intereses y no por el pueblo.
Que impulsó el DAP (Derecho por Alumbrado Público) y la privatización del agua.
(Qué bueno que no se acordó del Fobaproa, que Mier también votó a favor).
Que pertenece a la vieja clase política mafiosa.
Y que Pepe Chedraui sí, pero Jorge Estefan no, porque no hay que confundir “ovejas buenas con lobos disfrazados de ovejas”.
La verdad –y todo el “círculo rojo” lo sabe– es que Nacho Mier respira por la herida.
O por las heridas.
Y es que Jorge Estefan siempre le ha ganado de todas, todas, y eso ya se le volvió IN-SO-POR-TA-BLE.
(Así, con mayúsculas).
Y cómo no, si en la época reciente, hay al menos dos episodios en los que Mier ha mordido el polvo, literalmente, frente a Jorge Estefan.
El primero: cuando murió Miguel Barbosa Huerta, el dirigente nacional del PRI, el impresentable Alejandro “Alito” Morena, y el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, pactaron en lo oscurito que el gobernador sustituto sería Ignacio Mier.
Jorge Estefan, coordinador de los diputados del PRI, fue llevado por “Alito” a Bucareli, en la CDMX, e informado –ni siquiera consultado– del mencionado “acuerdo”, un acuerdo hecho a espaldas de los poblanos.
Y recibió órdenes de proceder en consecuencia en el Poder Legislativo local.
¿Qué sucedió?
Jorge Estefan fue por dos kilos de huevos al Oxxo más cercano y a continuación lideró la “rebelión silenciosa” –lo que incluyó la célebre operación de los teléfonos apagados–, ignoró la confabulación de Bucareli (a la que alegremente se había sumado el dirigente del PAN, el no menos impresentable Marko Cortés), y el gobernador sustituto no fue Nacho Mier, sino Sergio Salomón Céspedes Peregrina, totalmente legitimado por todos los diputados del Congreso, menos uno, un señor llamado Rafael Micalco.
¿Marcador?
Mier: 0-Estefan: 1.
El segundo episodio (resumido):
Jorge Estefan fue un actor fundamental para que “el legislador más cercano a López Obrador” (sic) no lograra su cometido de convertirse en candidato de Morena a la gubernatura.
Hábil y subrepticiamente, Jorge Estefan operó donde tenía que operar, convenció a quien tenía que convencer, movió lo que tenía que mover, apretó lo que debía apretar, agrupó a quienes tenía que agrupar, y Nacho no fue.
Eso, y otros múltiples factores, determinaron que el ganador de la interna fuera el senador Alejandro Armenta.
¿Marcador?
Mier: 0-Estefan: 2.
Y contando…
En conclusión: Jorge Estefan se ha convertido en un dique, quizá el más importante dique, para la carrera política de Nacho Mier.
Le ha frustrado sueños convertidos en pesadillas.
Pesadillas que han engendrado odio.
Odio que ha derivado en bilis.
Y desde hace mucho.
En concreto, desde los tiempos de Manuel Bartlett, cuando ambos se disputaron la cercanía, la confianza y los afectos del entonces gobernador de Puebla, a cuyo grupo pertenecieron y del que fueron figuras clave.
Una rivalidad de la que siempre (o casi siempre) salió y ha salido ganador, sí, Jorge Estefan.
Pero esas, esas son otras historias y, como dice el clásico, pocos están preparados para esa conversación.