El precandidato de Morena a la gubernatura de Puebla, Alejandro Armenta Mier, comenzó el año como el favorito para imponerse en la contienda electoral de este 2024 que recién inicia.
De acuerdo a los más diversos estudios de opinión, Armenta tiene una ventaja al menos de 10 puntos sobre su más cercano adversario, el panista Eduardo Rivera Pérez, quien espera poder remontar la diferencia que existe entre él y el hombre nacido en Izúcar de Matamoros, pero desde muy joven, avecindado en Acatzingo.
Ambos personajes son cobijados bajo las siglas de diferentes fuerzas políticas, Armenta bajo la alianza “Sigamos haciendo historia”, que aglutina a Morena, el Verde, el PT, Fuerza por México y Nueva Alianza, estos dos últimos de corte estatal y piezas clave para evitar la salida de algunos cuadros que no van a ser seleccionados como candidatos de Morena a las diferentes alcaldías que estarán en juego y diputaciones.
Armenta apuesta a su fuerte estructura, integrada por exmarinistas, expriistas sumados a Morena, maestros de las diferentes secciones del SNTE, maestros de la disidencia, morenovallistas desplazados del PAN y con hambre de regresar por el poder, presidentes municipales que quieren mantener sus cacicazgos y la estructura estatal que, sin duda, hace y hará diferencia.
Por su parte, Eduardo Rivera Pérez espera que la candidata del bloque opositor a la Presidencia de la República, Xóchitl Gálvez, reaccione y comience a repuntar en las preferencias electorales, para también ayudar al panista tradicional, quien tuvo una precampaña de regular a buena, sin grandes concentraciones masivas, muy al estilo de Acción Nacional y con recorridos por las principales cabeceras distritales.
Rivera es arropado por Acción Nacional, lo que queda del PRI, partido en el cual no puede confiar, el PRD y Pacto Social de Integración, este último de influencia local y el cual ha venido a provocar una división interna, por la disputa del primer lugar dentro de la fórmula al Senado de la República, la cual “Amlito” Moreno, el dirigente nacional del tricolor, reservó para la senadora Nadia Navarro, amiga personal de la candidata presidencial, Gálvez, e hija del dueño del PSI, el diputado local Carlos Navarro Corro.
Más allá de las encuestas, la ventaja real de Armenta es que él sí cuenta con una estructura probada, con recursos económicos ilimitados, con el respaldo del Gobierno federal y el estatal que se volcarán en favor de Claudia Sheinbaum y, por supuesto, del candidato a la gubernatura.
Su adversario, Eduardo Rivera, depende totalmente de que Xóchitl Gálvez, quien este miércoles estará en Puebla, repunte en las encuestas y logre despertar a la sociedad civil, principalmente a las clases medias que en su mayoría están en contra del obradorismo y de su continuidad.
Si Gálvez repunta en las encuestas y logra cerrar a un dígito la elección, las cosas a nivel nacional y en Puebla se pueden poner interesantes, pero si la candidata presidencial del bloque opositor no despega, el oficialismo se impondrá fácilmente debido a la fuerza de su estructura.
Desde el 2019 a la fecha, López ha medido la fuerza y el peso de su estructura a través de las diferentes “consultas populares”, a las cuales convocó con los más diferentes pretextos.
La primera fue la supuesta consulta popular para enjuiciar a los ex presidentes, la cual fue un completo fracaso, pues solo logró convocar a las “casillas” a poco más de 7 millones de almas.
La segunda prueba fue la consulta convocada por López para supuestamente saber si querían que continuara su administración, la mentada “revocación de mandato”, a la cual acudieron 18 millones de mexicanos, la mayoría de ellos movilizados por la estructura morenista, encabezada por los gobernadores de este partido.
Las elecciones intermedias del 2021 le dieron un golpe de realidad al régimen y, a su vez, consolidaron al bloque opositor, quien empató con Morena y sus satélites con casi 19 millones de votos para cada uno de los bloques a nivel nacional, lo cual evitó la mayoría absoluta de Morena en el Congreso.
Para Armenta y sus huestes la cosa es muy clara, él tiene seguros poco más de un millón de votos, más lo que pueda aportar él como candidato, su estructura le da eso y un poco más, lo que podría ser suficiente para ganar la elección.
Para Eduardo Rivera las cosas son cuesta arriba, tiene que esperar a que Xóchitl despierte al voto ciudadano, que la sociedad civil se motive a salir a votar y generar una estructura que le permita cuidar las más de 6 mil casillas que habrán de instalarse para este proceso.
Así arrancan los dos principales adversarios este 2024, habrá también que ver a quién le quita votos Fernando Morales Martínez, el candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Puebla y quien, en esta precampaña, pareciera querer hacerle el “caldo gordo” a Morena, tal y como lo ha hecho su partido a nivel nacional.
Así arrancamos este 2024, el cual promete ser un año por demás apasionante para Puebla.
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Ilustración: Alejandro Medina