A Blas Eduardo Soto López, el titular de la Coordinación Territorial de Sembrando Vida en Puebla, lo persigue –por lo menos desde 2021– una lista de acusaciones de presuntos actos de corrupción y abuso sexual de las que, hasta ahora, al parecer ha hecho “oídos sordos” la Secretaría de Bienestar, pese a que por lo menos un caso de maltrato físico contra una mujer ya fue documentado ante la Fiscalía General de la República. Se dice que este servidor público goza de plena impunidad por la protección que le brinda un alto funcionario del gabinete federal.
Por esa razón, ejidatarios de Venustiano Carranza, cansados de tales anomalías, han elevado hasta la Presidencia de la República una denuncia contra Blas Eduardo Soto López por posibles actos de extorsión y de venta ilegal de los insumos de uno de los programas prioritarios del gobierno de la 4T.
Mediante un escrito dirigido al presidente Andrés Manuel López Obrador –cuya copia tiene este escribiente– se denuncia que los beneficiarios de Sembrando Vida sufren hostigamiento y maltrato laboral consistente en permanentes amenazas de que, si hacen públicas las anomalías del programa, los van a sancionar quitándoles parte de la paga que les corresponde, o de plano los podrían suspender de continuar en dicho proyecto de reforestación y producción agrícola.
En redes sociales, los quejosos crearon un sitio titulado: “Denuncias en sembrando vida”, en donde detallan que las plantas para reforestar que el presidente López Obrador “regaló” al municipio de Venustiano Carranza –que se encuentra en la punta norte del estado de Puebla– están siendo objeto de venta a los campesinos que son beneficiarios del programa y si no pagan el precio de ese insumo, que se supone debe ser gratuito, los dejan fuera de los beneficios sociales del proyecto.
El escrito de la denuncia está fechado el 6 de octubre de este año y tiene los sellos de acuse de la Presidencia de la República, así como de las secretarías de Bienestar y de la Función Pública. Los autores son labriegos de la Comunidad de Aprendizaje Campesina del ejido María Andrea, de Venustiano Carranza, y en el texto se señala directamente a tres funcionarios púbicos de la venta ilegal de los insumos de Sembrando Vida.
Ellos son Isabel Martínez Hernández, quien es facilitadora de Sembrando Vida; Gabriela Hernández de la Cruz, que se desempeña como técnica social, y Blas Soto López, a quien en redes sociales acusan los denunciantes: “es un acosador sexual y laboral”.
En el sitio de Internet los afectados sostienen que a Blas Soto no lo han tocado porque es un protegido de Hugo Raúl Paulín Hernández, quien es el subsecretario de Inclusión Productiva y Desarrollo Rural de la Secretaría de Bienestar y, además, es el responsable directo de Sembrando Vida, que en Puebla tiene a 16 mil beneficiarios de 103 municipios.
Sería muy lamentable que fuera cierta la versión de la protección de Hugo Raúl Paulín Hernández, ya que sería una mancha grave en la trayectoria de este personaje que ha laborado en organismos de defensa de derechos humanos, de economía social y crédito popular. Profesionalmente es licenciado en Teología, así como en Filosofía y Ciencias Sociales. Antes de ser funcionario público se desempeñó, entre los años 2014 y 2018, como investigador del Centro Internacional de la Investigación de la Economía Social y Solidaria de la Universidad Iberoamericana, que depende de la orden jesuita, que promulga la opción por los pobres.
El programa Sembrando Vida es una alternativa para combatir la pobreza y falta de empleo en el sector rural, además de preservar el medio ambiente mediante la reforestación masiva de millones de hectáreas. El presidente López Obrador ha presentado este proyecto a los gobiernos de Estados Unidos y de Centroamérica como una manera de frenar la migración campesina –en una parte de América Latina– generando trabajo y un rescate ambiental.
La denuncia que ahora se hace de que se están vendiendo de manera ilegal las plantas para reforestar, en el programa Sembrando Vida, hace recordar un fraude similar ocurrido en la región de Xicotepec de Juárez en 2015.
En esa ocasión la plaga de la roya desplomó la producción de café en el estado de Puebla. Para revertir esa situación el entonces gobierno de Enrique Peña Nieto dispuso de la entrega gratuita de 60 millones de plantas del grano entre los productores del aromático.
Un grupo de priistas en Xicotepec de Juárez decidió cobrarles a los campesinos 5 pesos por planta. Así suena a un precio insignificante. Pero si se toma en cuenta que en esa zona se repartieron 4 millones de matas de cafetales, entonces la ganancia ilícita fue de alrededor de 20 millones de pesos.
A Blas Soto lo pillaron abusando de una mujer
El periodista Andrés M. Estrada, de El Sol de México, en junio de 2021 documentó ampliamente algunos de los supuestos abusos sexuales de Blas Eduardo Soto López, el titular de la Coordinación Territorial de Sembrando Vida en Puebla.
Una de las narraciones que se presentó en ese medio de comunicación de circulación nacional, se detalla –sin decir fechas– que en una ocasión en el municipio de Cuetzalan del Progreso, funcionarios de Sembrando Vida se fueron a meter a donde pernoctaban miembros de una de las Comunidades de Aprendizaje Campesina, que es la célula de trabajo del programa, y luego de un consumo excesivo de cervezas, se registró el siguiente hecho:
Se dice que una mujer llamada Natalia, una noche, en el lugar donde dormía la despertó el ruido y la presencia cerca de su cara de un rostro, de un hombre con fuerte aliento alcohólico, que la quería besar a la fuerza. No era la primera vez que eso ocurría. La victima se resistió y empezó a llorar. El agresor se retiró sin mostrar pena alguna, tras advertirle que cerrara bien la oficina. A partir de ese momento se desató diferentes actos de represión laboral contra la victima.
Un fragmento más de esa historia la narra otra mujer –según la versión periodística– de nombre Ángeles Gómez, que entró al lugar de la agresión, junto con otros miembros de Sembrando Vida y que eso frenó al abusador, que era Blas Soto López.
Esto es lo que dijo textual:
“Estaba acostada en la cama –la víctima– y él estaba al lado, hincado, y la quería besar. Me meto y le digo: ¿Qué onda? Y dice –Blas–: Nada, nada. Es que estoy haciendo unas cosas, dame chance, un ratito”. A continuación, lo sacaron a la fuerza del lugar para que no se siguiera sobrepasando.
Según Ángeles Gómez, el funcionario si alcanzó a besar a la fuerza a la víctima, además de tocarle los pechos y ya la había quitado el calzado. Si no lo hubieran frenado, da a entender que habría terminado en una posible violación.
Natalia –de la que no se pone sus apellidos– primero tuvo miedo de denunciar, pues recién había egresado de la universidad y Blas Soto le había dado trabajo. Dice ella que él la amenazó diciéndole: “no se te olvide quien te dio esta oportunidad. Así como llegaste, te puedo despedir”.
Después de mucho pensarlo, se decidió a denunciar ante la Secretaría de Bienestar –no dice ante quien expuso su caso– y la supuesta respuesta que le dieron, es que Blas Soto es personal de confianza y no lo podían sancionar laboralmente.
Posteriormente acudió a la Fiscalía General del Estado de Puebla y le habrían respondido que como es del ámbito federal el programa Sembrando Vida, no le podían tomar declaración ministerial.
Finalmente, acudió a la Fiscalía General de la República y ahí le otorgaron medidas cautelaras de protección.
En el texto de Andrés M. Estrada se narran otros presuntos abusos de Blas Eduardo Soto López y sostiene que en la Secretaría de Bienestar no se investiga los casos de abuso sexual, como el que sufrió Natalia.