Resuelto el enigma de la coordinación estatal de los comités de defensa de la 4T, que fue para el senador Alejandro Armenta Mier, toca el turno de ingresar al torbellino de las especulaciones en torno a la siguiente postulación en trascendencia, que es la de alcalde del municipio de Puebla.
Primero vayamos con el grupo de los que no van a ser.
Aquí anote usted a Iván Herrera Villagómez, Nora Merino Escamilla, Gabriel Biestro Medinilla y Leobardo Rodríguez Juárez, los cuatro supuestos aspirantes que sirvieron de instrumento para realizar el ingreso público de José Chedraui Budib a Morena.
Es muy probable que los cuatro personajes hayan decidido apoyar de esa forma las aspiraciones del empresario a cambio de concretar negociaciones futuras, conscientes de sus muy escasas posibilidades de acceder a la candidatura principal.
Más vale una diputación federal o una local, incluso una regiduría, que nada, habrán dicho.
Y en la lógica aquella de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, pues tienen razón.
Ahora repasemos a quienes podrían ser pero tienen dudas.
En esa condición estaban todavía ayer dos mujeres.
Adivinó.
Tanto Claudia Rivera Vivanco como Olivia Salomón Vibaldo, primero y segundo lugar de las mujeres en la encuesta estatal que la Comisión Nacional de Elecciones mostró el 10 de noviembre, no sabían si le iban a entrar o no a la competencia por la ciudad.
Hasta la tarde del martes ninguna de las dos se había registrado.
Como se imaginará usted, en ambas ganaba terreno la mesura frente a la ambición o la inercia emocional que exige ir a pelear la segunda candidatura en relevancia después de haber perdido la de candidato a gobernador.
Sin Alejandro Armenta ni Ignacio Mier Velazco en la ruta, los dos políticos que le ganaron la encuesta estatal, el escenario era tentador para Claudia Rivera, pero la derrota del 2021 y la existencia de un amplio sector de la opinión pública en su contra la obligaron a ponderar la decisión.
Incluso así, no hay que descartarla.
Hoy podría presentarse al último día de los registros para entregar su solicitud y sorprender a la concurrencia.
A final de cuentas posee un empate en sus batallas por la presidencia municipal.
Olivia Salomón, por su parte, enfrenta un panorama distinto, menos alentador.
La exsecretaria de Economía no ganó la encuesta estatal, carece de buen posicionamiento en la ciudad de Puebla y debe saber que el grupo al que pertenece no la apoyará a ella, sino a Chedraui Budib.
Junto con eso, desapareció el incentivo de la paridad.
Al no ser obligatoria la postulación de una mujer, las posibilidades para Salomón se reducen a casi nada.
Descártela entonces esta vez.
¿Quiénes sí pueden ser?
Uno es, precisamente, José Chedraui.
El empresario expriista irrumpió en Morena inmediatamente después de concluido el proceso interno estatal y lo hizo bien.
Es amigo del gobernador Sergio Salomón Céspedes, cuenta con el respaldo del grupo en el poder y en algunas encuestas de intención de voto se ha colocado en primer lugar de las preferencias.
Trae una fuerte campaña de promoción personal por aire y no es ajeno a la estrategia de tierra, como muestra a diario en sus redes sociales.
El otro es Alejandro Carvajal Hidalgo, la némesis de Chedraui.
El diputado federal es fundador de Morena y no tiene antecedentes en ningún otro partido político, ni en el PRD.
Carvajal ganó su reelección en el año 2021 y ha hecho alianzas con diferentes grupos de izquierda, los que han sido base importante para su fortalecimiento social.
Un punto para subrayar es que cuenta con el cobijo de Alfonso Ramírez Cuéllar, colaborador cercanísimo de ya sabe usted quién: Claudia Sheinbaum Pardo.
El autor de esta columna considera que la candidatura de Morena será para uno de ellos dos.
Sin embargo, hay quienes aseguran que Rodrigo Abdala Dartigues “ahora sí” será el bueno.
Es posible.
Para el anuncio de la candidatura, que será el 10 de marzo, falta mucho, y en ese tiempo puede ocurrir una cascada de acontecimientos que impacte en la decisión.
Si Abdala quiere ser candidato a presidente municipal primero tiene que parecer que lo quiere. Porque el apasionamiento y la emotividad en la competencia por la coordinación estatal no fueron sus sellos personales. Y así no se convence a nadie. Ni a los de casa.
Una última anotación para los interesados:
Hay que ocuparse de los niveles de aceptación social para ganar la encuesta.
Si Morena replica el método usado en la definición de su candidato a gobernador, los padrinos y las madrinas saldrán sobrando.
X: @jorgerdzc