El fallo de absolución para César Eduardo N o Pavel N, el único detenido por el asesinato de la activista Meztli Sarabia Reyna, ha puesto en la mira al presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Héctor Sánchez Sánchez, por ser este un caso más de una larga lista de asuntos controvertidos del Poder Judicial, en los que se sospecha que habría imperado la corrupción o el tráfico de influencias. Tal situación ya generó un ambiente de desconfianza hacia el magistrado que lo podría dejar fuera de la posibilidad de reelegirse en el cargo o incluso salir del TSJ.
La sentencia favorable del Tribunal de Enjuiciamiento de la zona centro de la ciudad de Puebla que permitió la liberación del acusado de dicho homicidio, no solamente ha generado la indignación de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre (UPVA), sino ha trascendido que hay un fuerte enojo por la misma razón en la Fiscalía General del Estado y en el Poder Ejecutivo.
Por eso en la comunicación oficial en que se anunció que la FGE va a impugnar el fallo en cuestión, se puntualizó que la liberación había ocurrido en el ámbito de un tribunal local, ante la errónea versión que había surgido de que la orden de poner fuera de las rejas a César Eduardo N o Pavel N se había producido en el fuero federal. La intención era apuntar que sucedió en “la cancha de juego” de Héctor Sánchez.
Con anterioridad había brotado muchos cuestionamientos, políticos y del orden judicial, en contra de Héctor Sánchez, pero el caso del asesinato de la hija del líder y fundador de la UPVA, Rubén Sarabia Sánchez, alias Simitrio, se ha convertido en un asunto muy delicado.
Y no es para menos, se trata del asesinato político más grave del último lustro en el estado de Puebla.
Es un homicidio que se inscribe en la ola represiva –que incluyó más de 350 presos y perseguidos políticos— que se desató entre los años 2011 y 2018 en contra de todo aquel que disintiera con el extinto ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, quien ejerció el poder político con extrema violencia.
El homicidio de Meztli Sarabia, perpetrado el 29 de julio de 2017, ocurrió durante el mandato del morenovallista José Antonio Gali Fayad y curiosamente, la carrera política y judicial de Héctor Sánchez, arranca a la sombre del entonces gobernador de Puebla y exedil de la capital.
Tal situación hace suponer que pareciera que se quiere borrar un caso que estaría en riesgo de alcanzar a personajes que habrían sido parte de los gobiernos de Rafael Moreno Valle Rosas y de José Antonio Gali Fayad. O por lo menos esa es la suspicacia que se genera con la puesta en libertad del único detenido por el homicidio de Meztli Sarabia.
Ese asesinato a todas luces fue “un crimen político”. Aquel 29 de junio de hace 5 años, un comando de hombres armados llegó a la oficina en la que estaba la victima –en el mercado Hidalgo de la capital— para preguntar por ella, y cuando la tuvieron enfrente, le dispararon al abdomen y luego le dieron “un tiro de gracia”, en la nuca. Para posteriormente pegar un cártel que decía:
“Esto le pasará a todos los que apoyen a Simitrio. Sigues tú Simitrio y a los que apoyen a Simitrio. Fuera la 28 de Octubre” (Sic)
Rafael Moreno Valle tenía un fuerte odio hacia Simitrio debido a que el dirigente popular se negó a colaborar con el gobierno del estado en el propósito de desactivar el rechazo que había, entre comunidades de la zona del volcán Popocatépetl, al paso del gasoducto Morelos, que arrancó su construcción en esa época.
Muchos afiliados de la UPVA eran pobladores de esas comunidades y se creyó en el gobierno morenovallista que Simitrio podía ayudar a frenar el malestar contra esa obra, que era impulsada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto.
La negativa de Simitrio le costó a él y su hijo Xihuel Sarabia ir a dar a la cárcel con procesos penales amañados, y que fuera asesinada Meztli Sarabia.
En el breve gobierno de Gali –de un año y 8 meses—se permitió que Simitrio saliera de la cárcel –en donde estuvo a punto de morir por graves problemas de salud–, pero al mismo tiempo le asesinaron a una de sus hijas.
Con un pie fuera de todo
Héctor Sánchez era un caso peculiar, pues había logrado brincar de cargos obtenidos bajo la sombra de Gali a ganarse la confianza de la 4T, como presidente del TSJ.
Se creyó que podía ser un buen candidato a la gubernatura o la alcaldía de Puebla.
El magistrado presidente del Poder Judicial se empezó a promocionar en el estado, con giras en las que supuestamente supervisaba el funcionamiento de las casas de justicia.
Esa confianza hacia él parece haberse minado por varios fallos controvertidos del Poder Judicial.
Ahora parece que los planes político-electorales ya no están firmes.
Y estaría en riesgo de presencia en el TSJ.