Los tres principales aspirantes a ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla han desplegado campañas como si ya estuvieran en la elección constitucional en contra de los partidos de oposición, cuando el escenario para obtener la nominación de la 4T se reduce a ganar una encuesta que tendría unos mil 534 cuestionarios, y que únicamente se concentraría en alrededor de 10 o 14 de los 217 municipios de la entidad.
Dicho de otra forma, lo que está pasando en Puebla se ejemplifica de esta manera: es como si un corredor arranca antes de la señal de salida y cuando ya recorrió 300 metros, se entera de que la competencia era solamente de 100 metros.
Esa es la tónica en la que han caído el senador Alejandro Armenta Mier, el diputado federal Ignacio Mier Velazco y el exsecretario de Gobernación Julio Miguel Huerta Gómez, quienes tienen un despliegue de propaganda y actos proselitistas en espacios geográficos que, por ahora, no son tan necesarios.
Pero, sobre todo, ya entraron en una etapa de mucho desgaste, pues se estima que la convocatoria para definir la nominación será conocida en octubre de este año y la elección del abanderado sería un mes más tarde.
Lo que implica que todavía queda una larga espera de cuatro meses, en la que hay un electorado que empieza a mostrar hartazgo, apatía e indiferencia frente a sus discursos y anuncios propagandísticos que han estado presentes a lo largo de todo este año y no tienen ninguna variación, novedad, ingenio, que hagan reposicionar la atención ciudadana en sus actividades proselitistas.
A nivel nacional se ha detectado lo mismo. Se considera que fue un error establecer un plazo muy amplio, de casi dos meses, para que hicieran recorridos por el país los seis aspirantes a la candidatura presidencial. Las mediciones arrojan que ha bajado de manera importante la atención ciudadana en los mensajes de las llamadas “corcholatas” y se han movido muy poco las preferencias ciudadanas hacia cada uno de ellos.
El escenario que se advierte para Puebla, con base a los modelos de elección que Morena ha aplicado en la mayoría de los estados en donde hubo elección de gobernador a lo largo del sexenio, es que tendría la siguiente ruta:
Una fuente confiable y bien informada de Morena, con conocimiento de las discusiones en la cúpula nacional del partido, estima que, para el caso de Puebla, el partido Regeneración Nacional va a aplicar con su propio departamento de sondeos una encuesta que tendría mil 534 cuestionarios.
De estos, entre el 38 y 40 por ciento de las entrevistas cara a cara se aplicaría en la Zona Metropolitana de Puebla, es decir en los municipios de la capital, San Pedro y San Andrés Cholula, Cuautlancingo, Coronango y Amozoc.
Por el tamaño de la densidad poblacional, los otros municipios que entrarían en este ejercicio demoscópico serían: San Martín Texmelucan, Tehuacán, Atlixco, Izúcar de Matamoros, Teziutlán y, probablemente, Huauchinango. Quedando la posibilidad de que pudiera abarcar otras dos demarcaciones más, que no sean de la parte central del estado.
El mecanismo ya está definido: Morena tiene un programa en el cual un algoritmo elige de manera aleatoria los domicilios en donde se va a aplicar la encuesta, junto con otras tres o cuatro propuestas, en caso de que no se encuentre a un adulto en la primera casa que se designe para levantar el sondeo.
El levantamiento lleva tres importantes medidas de seguridad para garantizar que el ejercicio demoscópico fue correcto y no se inclinó la balanza, de manera indebida, hacia alguno de los participantes en la medición.
Primero: se lleva una urna, para que el entrevistado emita su preferencia hacia alguno de los precandidatos garantizando que sea una opinión secreta, libre y sin ningún condicionamiento.
Segundo: cada uno de los aspirantes a la candidatura puede mandar un representante a acompañar a cada una de las brigadas que levanta la opinión ciudadana y, de esa forma, constatar que el sondeo se realizó sin manipulación y respetando la expresión de los ciudadanos consultados.
La única restricción es que los observadores que envíen los precandidatos no se puedan acercar, a cierta distancia, de cada una de las personas encuestadas para evitar algún tipo de intento de influir en las respuestas obtenidas.
Tercero: a los aspirantes se les entrega al final del levantamiento del sondeo una base de datos que les permitirá verificar cuáles fueron los hogares en donde se encuestó, si hubo una participación de los ciudadanos que viven en esos domicilios y si había representantes de cada uno de los precandidatos.
De esa manera, cuando se les entregue el resultado final de la encuesta tendrían 24 horas para revisar el proceso técnico de la consulta.
Lo que no está definido
Se estima que, a estas alturas, ya se tiene a unos 20 aspirantes que buscan la candidatura de la 4T a gobernador.
Algunos de ellos han expresado su decisión de participar para entrar en la competencia de la segunda opción, que son las candidaturas al Senado, en donde solamente se tiene definido que quien ocupe el primer lugar de la fórmula de dos aspirantes debe ser una mujer.
Entre los acuerdos que se deberán tomar entre las dirigencias nacional y local de Morena, los aspirantes a la candidatura de la 4T y seguramente el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, en su calidad de líder morenista en el estado, son los siguientes aspectos:
Si la encuesta para elegir al candidato a gobernador también se va a utilizar para seleccionar a los aspirantes que serán postulados para competir por las senadurías de Puebla.
Otro aspecto importante es definir cómo se va a invitar o decidir los nombres de los políticos que serán medidos en el sondeo de Morena.
También si habrá las llamadas “encuestas espejo” y cuántas se podrían utilizar. Por lo general, en algunas otras entidades se han autorizado otros dos sondeos, que servirían como la segunda opinión para tomar la decisión de quién va a ser el abanderado de la 4T.
