El caos en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en Puebla parece interminable, pues hasta el momento se siguen realizando fraudes con la complacencia del personal y sus cargos directivos.
Y si alguien pensó que la corrupción en el instituto se había terminado con el despido del subdelegado de Prestaciones Económicas, José Fausto Gutiérrez, y el de la jefa del departamento de Afiliación y Prestaciones Económicas, María Mireya Alcántara Rosas, temo decirle que se equivocó.
Sobre todo porque en el ISSSTE todo mundo saca provecho y ve su beneficio; la política en el instituto sigue siendo la misma: nadie pierde sino todos ganan.
Por algo en otras ocasiones afirmé que el organismo es una verdadera cueva de ladrones, ya que los trabajadores que atienden las ventanillas de préstamos, por ejemplo, siempre hicieron su agosto y todo tipo negocios.
Los empleados con esa responsabilidad siempre han sido de los más beneficiados y no tienen temor alguno en demostrarlo, pues se dan el lujo de presumir sus ingresos y de estrenar automóvil cada que se les pega la gana.
Aquello de que la llegada de Carlos Vladimir Hernández a la Subdelegación de Prestaciones terminaría con la corrupción en el ISSSTE fue solo un sueño.
Porque resulta que cambiaron a los de ventanilla del área de préstamos, sí, pero en el cargo se quedó una mujer de nombre Maribel, quien, junto con su esposo, de nombre Pedro, siguen haciendo y deshaciendo a sus anchas.
Al resto de los colaboradores los reubicaron en otras áreas donde pudieran hacer menos daño, aunque siguen teniendo acceso al sistema por lo que continúan realizando cambios de dirección, e incluso pueden incrementar los salarios de aquellos que solicitan un préstamo.
¿Sabrán las autoridades correspondientes todo lo que se puede hacer mediante el sistema, o ya están enteradas y se están haciendo que la Virgen les habla?
Otro departamento que está dando mucho de qué hablar es el de Recursos Humanos, donde se cambia de empleado como les conviene, pues si los trabajadores le caen bien a la jefa, Mireya Villa, entonces les da permiso hasta de salir tranquilamente a echarse un vaporazo y regresar sin problema.
El justificante, cuando esto sucede, es que los solicitantes se van a tomar alguna capacitación de algo, aunque todo mundo sepa que se fueron a echar un bañito en pareja.
Entre los trabajadores de las oficinas del ISSSTE en Puebla se sabe de una parejita que todos los jueves se va a echar su vaporcito en horas de trabajo, por lo que muy campantes regresan a checar su salida como si nada; eso sí, bien limpiecitos.
Dicen las malas lenguas que se trata de una empleada que se ubica en Recursos Humanos, así como su galán, quien forma parte de Recursos Materiales, un sujeto que ya estuvo envuelto en el escándalo de la ordeña de combustible de los vehículos oficiales.
El caso del personaje en cuestión es muy peculiar, porque se sabe que llevaba hasta su bidón cuando le tocaba cargar combustible a los vehículos del ISSSTE y aprovechaba para huachicolear y cargar el suyo.
Al respecto, circuló un video de la ordeña de combustible a los vehículos oficiales y existían pruebas suficientes para dar de baja al trabajador, pero lo único que se hizo fue “castigarlo” y enviarlo al almacén por su mal comportamiento.
La supuesta sanción la avaló el presunto líder sindical del área, un tal Emanuel, quien presume ser el encargado de ese tipo de temas y de casos.
El asunto es que en el ISSSTE no cesan los escándalos, el caos, los abusos y el desorden, pues sus trabajadores siguen dando de qué hablar en Puebla.
¿Hasta cuándo seguirán así las cosas?
¿Hasta cuándo tendrá el ISSSTE un verdadero jefe que terminé con las corruptelas?
Pero qué asquerosidad es esto, dijera el clásico.
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