Lejos de buscar la sobrevivencia política, el Partido Revolucionario Institucional está empeñado en seguir en picada.
Néstor Camarillo, presidente estatal del tricolor, ha demostrado que le quedó muy grande el puesto y está amarrado de las manos ante el gobierno estatal.
Lejos, muy lejos está el PRI de ser un partido de oposición que aglutine a la inconformidad social.
No encabeza ni la mínima protesta y su presidente se ha convertido en un florero más.
Además, ofrece espacios políticos a personas desconocidas en el círculo rojo.
Me refiero a la designación del presidente municipal en Puebla del tricolor en la persona de un desconocido.
Está bien que le den espacios a la nueva generación, pero no de esta forma.
¿Tendrá calidad política para convocar a los líderes del PRI?
Cuando les llame seguramente ni le van a tomar la comunicación porque el joven Sebastián nadie lo ubica.
Y la otra pifia:
El coordinador de los diputados locales, Jorge Estefan Chidiac llamo a la legisladora de Morena Inés Parra de “diputadilla del montón” sólo porque está encabezando la inconformidad social en contra del cobro del Derecho de Alumbrado Público.
¿Dónde está el dirigente del PRI para hacerle un llamado a la mesura y congruencia?
Pues no lo hará porque es su padrino y el verdadero líder del tricolor.
La violencia política en razón de género se lo pasó por el arco del triunfo.
Y así Néstor Camarillo dice que van a arrasar con carro completo en las elecciones extraordinarias.
Pobre PRI, es como una margarita deshojada.
Fin.