Se dice que en el ayuntamiento de Puebla se ha dado la orden –de manera verbal, no por escrito— que todos los actos notariales que se promuevan, por cualquier instancia del gobierno municipal, deberán recaer en una sola notaría pública: que es la número 9 cuyo titular es Rodrigo de Unanue Solana, quien de esa manera se estaría convirtiendo en el fedatario consentido de la administración del edil Eduardo Rivera Pérez.
También se dice que atrás de esa decisión no estuvo el alcalde capitalino, pero si la poderosa dupla de Guadalupe y Bernardo Arrubarrena García, quienes ocupan dos de las posiciones más importantes en el ayuntamiento: la Sindicatura y la Secretaría de Administración Municipal, respectivamente, aparte de tener la peculiaridad de que son hermanos.
Y que la decisión de favorecer al notario Rodrigo de Unanue Solana fue un acuerdo que se habría tomado entre destacadas familias del Yunque, la secta de ultraderecha que ha controlado al panismo poblano.
Esta es la primera vez que de manera abierta se toma partido –en el ayuntamiento de la ciudad de Puebla—a favor de un solo notario público.
Siempre ha sido un secreto a voces que en las dependencias de gobierno –federal y local— en que se controla la emisión de muchos actos notariales, es frecuente que surjan contubernios entre funcionarios y ciertos fedetarios para que los segundos sean los únicos beneficiados con la contratación de costosísimos trámites.
Todo ello, se especula, a cambio de comisiones a favor de los que eligen a los notarios públicos.
En anteriores administraciones del ayuntamiento de Puebla se “tapaba el ojo al macho” eligiendo a un grupo de 4 o 5 fedatarios para hacer aparecer que no había “un consentido”, de tal manera que se les repartía los actos notariales, aunque al final uno de ellos se llevara la mayor parte de los contratos.
Ahora de plano se ha elegido uno solo y se ha determinado que, únicamente con Rodrigo de Unanue se podrán tirar escrituras públicas, levantar poderes y certificar hechos. Que es un mundo de trámites.
Y también es un mundo de mucho dinero, por la discrecionalidad que permite a un notario cobrar 4 mil pesos por levantar un poder notarial y otro por el mismo recurso, pide 12 mil pesos, sin que exista algún criterio o justificación para que se tengan valoraciones tan radicalmente distintas.
Habiendo tantos notarios públicos en la capital, no es entendible que solo se quiera tener un notario de cabecera en el gobierno de la ciudad.
Tal situación hace sospechar que atrás de la decisión de elegir a un fedatario “consentido”, podría haber algún tipo de interés especial.
Con esta disposición de beneficiar a un solo notario público, se pone de manifiesto el enorme poder que ejercen los hermanos Arrubarrena al interior del ayuntamiento de Puebla.
Se sabe que participan en la toma de decisiones más importantes en el ayuntamiento y que su influencia llega a tanto, que ellos fueron quienes les abrieron la puerta del gobierno municipal a varios funcionarios destacados de la comuna.
En octubre de 2021, el columnista Salvador Ríos –de El Sol de Puebla– identificó que los hermanos Arrubarrena colocaron a los siguientes personajes:
A Jorge Cruz Lepe, el secretario de Gobernación Municipal, quien es un hombre de “mano dura” y que se ha declarado abiertamente opositor a la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre.
A Michel Chaín Carillo, quien es el titular de la Secretaría de Gestión y Desarrollo Urbano, sin que tuviera experiencia en este ramo.
Y a Alejandra Escandón Torres, quien es la contralora del ayuntamiento de Eduardo Rivera.
Es decir, los hermanos Arrubarrena influyen en lo jurídico, lo administrativo, lo político y el desarrollo urbano. No es poca cosa.