¡Y va de nuevo…!
En dos semanas se llevará a cabo la Asamblea del PAN en la ciudad de Puebla para elegir a la nueva presidenta del Comité Directivo Municipal, luego de la resolución emitida en octubre pasado por el Tribunal Electoral del Estado (TEE), y ratificada por el TEPJF, que ordenó reponer el proceso interno y que en este solo participen mujeres.
De nueva cuenta, Gabriela Ruiz y Manolo Herrera repiten fórmula, solo que ahora es al revés: ella busca la Presidencia y él, la Secretaría General.
En tanto, Guadalupe Leal vuelve a contender por la dirigencia municipal, aunque modificó su fórmula y ahora la acompaña Fernanda Huerta –ligada políticamente al empleado de El Yunque Eduardo Rivera Pérez–, quien declinó encabezar la planilla ante la expectativa de que el resultado sea similar al de septiembre pasado, cuando la primera elección terminó en aplastante derrota para ese grupo.
El tema de la paridad de género, que precisamente motivó la reposición del proceso, vuelve a generar controversia.
En la fórmula de Leal no se cumple cabalmente el principio de paridad, pues su candidata a la Secretaría General también es mujer.
Además, en el resto de la planilla solo figuran seis hombres, lo que podría dar pie a una nueva impugnación, aunque al interior del partido se considera poco probable que prospere.
¿Paridad de género en un sentido, pero no en otro?
¿Candil de la calle, oscuridad de su casa?
¿O la paridad de género sólo aplica en el caso de mujeres?
En redes sociales se percibe con claridad la estrategia de cada aspirante:
Gabriela Ruiz mantiene el enfoque en consolidar y ampliar el respaldo de los militantes que ya la favorecieron en la elección anterior, mientras que Guadalupe Leal ha centrado su campaña en los medios de comunicación, con entrevistas y ruedas de prensa dirigidas principalmente al círculo rojo.
Es, absurdamente, de las que supone que los columnistas la llevarán al “triunfo”.
Debería asesorarse mejor.
Pese a sus llamados a una “contienda limpia”, Guadalupe Leal ya anticipó que impugnará nuevamente si los resultados no le son favorables.
Las señales que envía, todas, es que sabe que es muy probable que vuelva a perder.
Incluso ha solicitado la realización de un debate, cuando –según se comenta en los pasillos panistas–, quien pide uno suele reconocer que va rezagado –o rezagada– en la competencia.
Peor aún. Quienes hace poco eran sus aliados, ahora le están dando la espalda.
Y es que a nadie le gusta salir en la foto con los derrotados.
Al interior del PAN se percibe que Guadalupe Leal confunde a su adversaria, pues dirige sus ataques hacia el CEN y el CDE, en lugar de enfocarse en Gabriela Ruiz, con quien realmente disputa la dirigencia municipal.
Esta “estrategia”, advierten algunos panistas, no contribuye a la unidad del partido, de por sí dividido y debilitado, con cero peso político en el estado.
De cualquier forma, el próximo domingo 7 de diciembre será decisivo.
Y todo indica que el resultado podría repetir el escenario de septiembre, aunque habrá que esperar.
Lo cierto es que ambas planillas tienen el reto de trabajar en serio por la unidad y la fuerza del PAN poblano, más allá de los discursos y las declaraciones, más allá de los dimes y diretes, más allá de los protagonismos baratos y de ocasión.
Tienen que mirar hacia el 2027 y asumir su verdadero papel de oposición y contrapeso al régimen de la 4T, que disfruta prácticamente un día de campo.
De lo contrario, Acción Nacional morirá, como ya murieron el PRD y el PRI… ¡y ni quien les llore!




