Ante la temporada de Reyes Magos, la académica del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), Cardad Estenuz Carrasco, recomendó que si los niños reciben videojuegos, estos no tengan contenido extremadamente violento y éstos sean acompañados por juegos tradicionales mexicanos, así como de mesa para reunir a la familia.
La académica reconoció que los juegos de video para las distintas consolas comerciales presentan ventajas para desarrollar las habilidades sicomotoras y de relación audiovisual de los niños, siempre y cuando éstos no contengan violencia en extremo, por lo que pueden ser una herramienta positiva para su desarrollo.
Sin embargo, alertó que estos dispositivos pueden generar adicción en los menores, además de aislamiento, por lo que, para compensar este tipo de regalo en temporada de Reyes Magos, destacó la importancia de acompañarlos con juegos tradicionales que desarrollen habilidades como el trompo, el memorama y las Serpientes y Escaleras, además de otros juegos comunes de mesa que fomenten la actividad colectiva a nivel de la familia, como el Scrable, Adivina Quién y el Turista, entre otros.
“Lo que se debe hacer es evitar que los niños permanezcan mucho tiempo jugando videojuegos, porque sí llega a registrarse adicción a este tipo de juegos y hay que evitarlo, por lo que hay que mediar y regular los tiempos, por lo que la recomendación ideal es que esta no sea la única actividad y complementarla con juegos tradicionales que siguen haciendo los artesanos como el trompo, el yo-yo y los juegos de mesa básicos como las Damas Chinas, la Lotería; esto además de que estimula áreas cerebrales en el niño, también lo hace con la unión familiar”.
Además señaló que más allá del juguete, lo importante es el juego, ya que está en la naturaleza del ser humano, dentro de sus primeros años de desarrollo utilizar cualquier objeto para darle soltura a la imaginación, lo que va desarrollando diversas capacidades y áreas cerebrales.
Indicó que ello es importante para detectar los talentos y habilidades natas de los niños y que, a partir de los 6 años, ya comienzan a dar signos de cuáles son las actividades para las que son más hábiles y vayan teniendo acercamiento con las actividades para las que puedan dedicarse en la edad adulta.