La visita de Xóchitl Gálvez ayer a Puebla refleja la terrible crisis que vive el PAN a nivel nacional y local.
La ex candidata a la Presidencia de México estuvo con la líder estatal, Augusta Díaz de Rivera, y el ex candidato a gobernador, Eduardo Rivera, y otros de sus simpatizantes.
También estuvo con Roxana Luna afuera del Tribunal Electoral del Estado de Puebla en donde se equivocó en varias partes de su discurso en apoyo a la candidata a la Presidencia Municipal de San Pedro Cholula porque obviamente no conoce nada del caso.
Evidentemente Xóchitl Gálvez no transmite ningún tipo de esperanza para resucitar al PAN a nivel nacional y local.
Su estrepitosa derrota ante Claudia Sheinbaum la dejó sin margen político y no representa ninguna oposición real para Morena.
Y en el caso de Puebla su presencia debió servir para reunir a todos los grupos que buscan la dirigencia estatal para tratar de llegar a la unidad, pero no ocurrió así.
La presencia de Xóchitl Gálvez no representó prácticamente nada.
Fue como la visita de una persona a un cementerio político.
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Otro que tampoco la va a pasar bien, pese a que ya es senador electo de la República es Néstor Camarillo.
Ayer le colocaron mantas en la Sierra Norte para recriminarle que usurpó el lugar de un candidato indígena.
El priista será senador, pero no cuenta con el respaldo social necesario para ser una voz opositora a Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta.
Es más, ya hasta se distanció de sus ex aliados del PAN.
Néstor Camarillo ganó un lugar en el Senado, pero perdió credibilidad y fuerza social.
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