Así como la tierra huele a humedad después de la lluvia, el poblano respira peligro en el ambiente por la inseguridad que se ha recrudecido en la primera mitad del año.
El crimen organizado está fuera de las coladeras poblanas. Somos tercer lugar nacional en secuestros. Ocho de cada diez familias temen que a sus hijos les ocurra algo fuera del hogar. Y nueve de cada diez usuarios del transporte público viaja con pánico en los traslados.
Percepción es realidad. No existen garantías que saliendo de casa regresaras a ella.
Si el crimen saca la cabeza de la coladera y atenta contra los civiles la fuerza pública debe ser implacable para regresarlo a las tuberías, aconseja Gian Carlo Caselli, el fiscal que sometió a la Cosa Nostra en Italia.
Pero por aquí estamos muy lejos de que eso ocurra, los delincuentes operan de día y noche sin que la autoridad los someta. En cifras de la Fiscalía General del Estado de enero a junio desaparecieron 661 personas.
Un horror sólo mencionarlo. Se las llevaron. Es Puebla tercer lugar en trata de blancas. Si el combate a los criminales fuera un parte de guerra, es evidente que el Estado y los ciudadanos vamos perdiendo.
La semana pasada dos niños fueron asesinados y descuartizados en el municipio de Venustiano Carranza, otros dos hermanos fueron ejecutados en días recientes en la zona de Tochtepec.
Se están metiendo con nuestros niños, jóvenes y adolescentes. Nos los están matando.
Cada 24 horas en promedio los criminales que emergieron de las coladeras arrebatan la vida a tres poblanos. Estamos engullidos por una crisis de inseguridad sin precedentes.
En una de sus entregas Ricardo Raphael concluía que cuando la autoridad se impone a los criminales, los delincuentes no tocan con su violencia a las personas y sus propiedades, a los infantes e inocentes, al comercio ni tampoco la dignidad de los ciudadanos.
La estrategia ha fracasado en ese sentido y es urgente replantear otra. La delincuencia está fuera de las coladeras y haciendo de las suyas. Su comportamiento en gráficas demuestra que esto empeorará.
Ocho de cada diez poblanos se siente a merced de los criminales, tienen miedo de que en cualquier momento algo malo les suceda. Así lo cuantifica la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana.
Dejar estacionado el vehículo en la calle es un volado, en un pestañeo ya no está. Puebla ocupa el quinto sitio en robo de automóviles, con tendencia a la alza, cada hora el crimen organizado avienta su red y toma uno.
Atrapar criminales afamados y festejarlo con espantasuegras y confeti dejó de ser suficiente. El Estado necesita ser implacable, feroz, letal. Debe sellar las coladeras de los delincuentes. Poner mano muy dura. Necesita restablecer la seguridad y el orden público, ocuparse menos de la política y más en devolvernos la tranquilidad que tuvimos años atrás.
Lo que Diógenes dice
*Que Eduardo Blanca repetirá como director de Desarrollo Urbano y Obra Pública en San Pedro Cholula por ser cuota de Luis Alberto Arriaga. Y José Luis Carpinteiro asumirá la Secretaría General para cumplirle a las empresas inmobiliarias que invirtieron en Paola Angón. **Que la protesta del relleno sanitario en Tehuacán en realidad fue un movimiento orquestado desde el PAN municipal a través de Efrén Juvencio Pastrana y Gabino Cecilio Santiago para que este último fuera reinstalado como presidente auxiliar de Santa María Coapan, cosa que no lograron. ***Que el protagonismo adoptado por Néstor Camarillo en el PRI tiene molestos a Javier Casique, Enrique Doger, Toño López Malo y Estefan Chidiac, pues los ha alejado del ajo político. Lo quieren cambiar, pero el muchacho ya es amigo de Alito. ****Que los tomadores de la sede estatal de Morena deben tener la vida resuelta en lo económico, tres meses plantados ahí no los resistiría la clase trabajadora que se preocupa por llevar el gasto semanal a casa.
