De manera muy anticipada, el partido Movimiento Ciudadano ha entrado en pleito con la actual administración estatal y con Morena.
Su decisión de adelantar las hostilidades rumbo a 2027 en Puebla resulta muy temeraria, porque si algún partido tiene cola que le pisen es el instituto naranja, que además en la elección de 2024 logró apenas –en condiciones casi de un aliado del régimen– 4.3% de la votación en el estado.
Ser testimonial y beligerante a la vez, cuando encima hay señalamientos de vínculos delincuenciales, no es buena combinación.
El pasado martes, la senadora Alejandra Barrales, que ya ha estado en varios partidos, vino a Puebla a descalificar al gobernador Alejandro Armenta Mier.
Lo hizo a sabiendas de que Movimiento Ciudadano tiene graves señalamientos.
A pesar de que varios de sus candidatos y autoridades emanadas de ese partido están en la cárcel o tienen carpetas de investigación abiertas, con méritos suficientes.
Lo hizo, además, muy adelantadamente, rumbo a los procesos intermedios local y federal.
Barrales Magdaleno se aventuró a la descalificación simplista y prematura, a pesar de que varios de sus correligionarios poblanos han tendido la mano al Gobierno estatal y hasta a Morena.
En la conferencia de prensa, se les puso la faz pálida a los emecistas poblanos, comenzando por su dirigente estatal, la diputada local Fedrha Suriano.
Fue un exceso.
La senadora naranja acusó a la actual administración de intolerante.
Una descalificación innecesaria, porque además el actual gobierno ha ofrecido diálogo y amabilidad a Movimiento Ciudadano, a pesar de sus antecedentes y sus dirigentes y candidatos.
Vino la respuesta dura del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en Puebla, que le recordó a Alejandra Barrales su trapecismo partidista, pues antes fue del PRD, luego del PRIAN y ahora de Movimiento Ciudadano.
En ese clima, ayer miércoles el gobernador Alejandro Armenta hizo una advertencia, sin un destinario en particular, en su conferencia de prensa, que no tiene desperdicio:
“A los partidos políticos, todos, no alienten a delincuentes. Partido político que aliente a un delincuente se convierte en partido delincuente”.
La advertencia, por supuesto, es general.
Ninguno está libre de los pecados de la soberbia, la avaricia y la lujuria política que lleva a la postulación de delincuentes, casi siempre por motivos económicos.
Pero muy especialmente, el partido más señalado en Puebla por sus vínculos delincuenciales es Movimiento Ciudadano, sin ninguna duda.
Y por mucho.
Está el caso de los hermanos Vieyra, presos precisamente por sus presuntas actividades delincuenciales y por sus vínculos con grupos criminales.
Aunque la dirigente estatal, Fedrha Suriano, ha pretendido convencernos de que ella no sabía nada, las evidencias parecen condenarla y no solamente por omisión.
También está el pacto electoral que Movimiento Ciudadano hizo con Juan Lira, alias “El Moco”, en Chignahuapan, en donde postuló a una de sus cercanas en la pasada elección municipal extraordinaria.
Hay dudas también si algo hay detrás de la inclusión del priista Néstor Camarillo Medina, como nuevo integrante de Movimiento Ciuddano y, muy seguramente, como próximo dirigente.
No podemos olvidar que Camarillo, “El Yuawi Poblano”, fue presidente de Quecholac, el epicentro del huachicol en Puebla.
¿Le sirve al Partido Acción Nacional (PAN) un aliado así rumbo a 2027?
Porque esa posibilidad se analiza.
¿De qué color y en qué canal se va a poner el toluqueño Eduardo Rivera Pérez, cuando se deja ver tan cercano a los dirigentes estatales y nacionales de Movimiento Ciudadano?
Por cierto, hay varios pendientes que todavía debe solventar de la administración que encabezó por la capital y habrá responsabilidades administrativas por más de 387 millones de pesos.
Así informó recientemente la Contraloría Municipal.
¿Sirve a Movimiento Ciudadano un candidato así de desprestigiado?
En todo este contexto, Movimiento Ciudadano no está para ponerse al tú por tú con nadie.
En Puebla hay muchos más señalamientos oscuros.
Evidencias muy graves que aún no se conocen.
Eso, además de los vínculos ya conocidos con personajes que están relacionados con la delincuencia.
No es un cuento chino.
No es una suposición.
A esto hay que sumar que muchos de sus cuadros y posibles abanderados para 2027 están más cerca de la fila de la barandilla del juzgado penal, que de la ventanilla del registro de candidatos en el Instituto Electoral del Estado (IEE).
De eso también hay evidencias.
Entonces, ¿por qué ponerse tan beligerantes?
¿Con qué autoridad vienen personajes de la Ciudad de México de Movimiento Ciudadano, con pasados tan cuestionables, a descalificar a los poblanos?
¿Qué les da valor para venir a ensuciar la casa ajena?
Es como jalarle los bigotes al tigre.
O todavía peor: rascarle más abajo.




