Miguel Ángel Celis Romero, mejor conocido como “El Animal”, cumple ya más de un mes en la jaula.
Un escenario que jamás contempló.
Acostumbrado a comprar lealtades, intimidar adversarios y operar desde las sombras, hoy enfrenta un sistema de justicia que –increíblemente, por primera vez– no se deja doblar.
Con una nueva carpeta de fraude encima, “El Animal” decide recurrir a su jugada más típica: amarrarse a viejos operadores del régimen pasado, como si el reloj político se hubiera detenido en 2005.
Por eso suma a su defensa a Rafael Macedo de la Concha.
Sí, el mismo exprocurador que intentó desaforar a Andrés Manuel López Obrador, el fundador de Morena y la figura con mayor peso político y moral en el país.
Un error monumental.
Un acto de torpeza política.
Y una señal de desesperación absoluta.
Las prácticas de gánster no cambian, aunque esté encerrado.
Se sabe –por testimonios y reportes que circulan en el entorno jurídico de Tehuacán– que las viejas prácticas de “El Animal” no solo continúan, sino que se han salido de proporción desde su encierro.
Abogados de la contraparte habrían recibido amenazas directas de muerte, exigiéndoles abandonar el caso o incluso irse de Tehuacán.
Durante diligencias en el Centro de Justicia, el equipo legal de Alfonso Celis ha sido rodeado por siete u ocho elementos de seguridad de “El Animal”.
Más grotesco aún: al salir de las audiencias, se reporta que han sido seguidos por vehículos pertenecientes a la empresa Socorro Romero.
La familia de la contraparte también habría sido intimidada.
Cuando no puede ganar con derecho, “El Animal” recurre al miedo.
Y siempre pierde.
La defensa de Miguel Celis ha intentado filtrar columnas donde se acusa –sin evidencia alguna– que la dirigencia estatal de Morena estaría detrás de su prisión.
Nada más falso.
Lo que hoy lo tiene en la cárcel es la carpeta de extorsión que él mismo detonó con su comportamiento.
No Morena.
No políticos.
No enemigos imaginarios.
Rodearse de Macedo de la Concha en un estado gobernado por Morena es carecer, entre otras cosas, de lectura política.
Peor aún: se observan panistas de peso moviéndose alrededor de su defensa.
A esto se suma el rumor de que un senador muy activo –cercano a la 4T– estaría intentando mover influencias para liberar a “El Animal”.
¿Qué le habrán prometido?
¿Por qué un senador cercano a Morena coincidiría con Macedo de la Concha?
¿Quién es ese senador?
La ecuación es sencilla: “El Animal” extorsionó, defraudó, amenazó, intentó apoderarse de lo que no le correspondía, subestimó a la justicia y creyó que intimidación y favores políticos lo sacarían adelante.
Hoy enfrenta dos realidades paralelas: Alfonso Celis acudiendo a cada citación, rindiendo cuentas ante un juez, defendiendo su patrimonio con argumentos; y “El Animal”, repitiendo las mismas conductas que lo sepultaron: hostigamiento, presión, manipulación y show político.
Ningún abogado, político ni amenaza puede liberar a quien se encarceló solo.
Hay gente que es resultado del esfuerzo, pero hay gente como “El Animal” que, por más que se esfuerce, solo consigue equivocarse más y más.
En Tehuacán se ha escuchado mucho una frase alrededor de este caso: “¡Lo que viene, conviene!”
¿Será?
***
En un país en el que no hay memoria histórica, nunca está de más recuperar algunos temas que ayudan a contextualizar ciertas cosas:
La PGR de Macedo de la Concha armó y empujó el expediente del predio El Encino con un objetivo claro: judicializar a López Obrador y exhibirlo como un político fuera de la ley.
Fue su firma la que autorizó la solicitud formal de desafuero ante la Cámara de Diputados, detonando la mayor crisis política del sexenio del inefable Fox.
La maniobra buscaba inhabilitarlo electoralmente antes de que compitiera por la Presidencia, en un intento evidente de beneficiar al PAN.
Cuando el costo político se volvió insostenible, Fox lo sacrificó: Macedo presentó su renuncia silenciosa, convirtiéndose en el ejecutor descartable de la operación.
Macedo de la Concha quedó marcado como el operador jurídico del PAN en el intento de descarrilar al líder opositor que después fundaría Morena y llegaría a la Presidencia.
Su nombre está asociado a un episodio que Morena considera el primer acto de lawfare contra AMLO, y que analistas independientes califican como un uso faccioso de la PGR.
El desafuero consolidó la percepción de que el PAN, a través de Macedo, intentó manipular el aparato de justicia para definir el futuro político del país.
El tiempo confirmó que la operación fue un boomerang político: falló, se desmoronó con su renuncia y terminó fortaleciendo a López Obrador.
El resto, es historia.
***
Cuando Rafael Macedo de la Concha fue procurador, lo primero que hizo fue designar a Genaro García Luna como director de Planeación y Operación de la Policía Judicial Federal.
Fue el inicio de la saga criminal de quien está sentenciado en Estados Unidos a 39 años de cárcel por proteger al Cartel de Sinaloa a cambio de millones de dólares en sobornos.

