El alcalde de Tehuacán, Alejandro Barroso Chávez, no deja de sorprender por llevar una gestión carente de logros y llena de desaciertos, como es el hecho de que ahora se propone mantener al negocio de pipas que transportan agua, en lugar de atender el grave problema de docenas de colonias que carecen de una red hidráulica y que, por años, han sobrevivido en la anarquía urbana y sin la mayoría de los servicios públicos.
Para Ripley: en lugar de que el gobierno municipal invierta los fondos públicos para dotar de agua potable a miles de familias, opta por subsidiar al servicio privado de pipas o, mejor dicho, a las mafias que controlan dicho negocio.
Desde hace varios días surgió un paro de actividades de las empresas de pipas que trasladan agua y la solución parcial que este martes ofrecieron las autoridades es que los camiones de este servicio cargarán el líquido en los pozos municipales de Tehuacán. Lo que implica que el Ayuntamiento otorga un beneficio económico a los prestadores de dicha actividad privada.
Alguien podría refutar y sostener que es equivocada la idea de que el gobierno de Barroso va a subsidiar a los popularmente llamados “piperos”, ya que el Organismo Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Tehuacán (OOSAPAT) es una entidad descentralizada y es el que va a dotar de agua a las pipas.
Eso no es así, ya que el OOSAPAT –desde hace varios años– atraviesa por una severa crisis financiera, que en la actualidad se traduce en adeudos por más de 70 millones de pesos y una fuerte incapacidad para reducir el monto de sus pasivos.
Esa situación ha llevado a la necesidad de que el Ayuntamiento le otorgue un subsidio al organismo para que siga funcionando.
Tan solo este año, la administración de Barroso le ha concedido al OOSAPAT dos partidas, cada una de 5 millones de pesos, para evitar que deje de funcionar la red hidráulica del municipio.
Ahora, de manera indirecta, los “piperos” se están beneficiando de esos fondos públicos.
El origen del conflicto
El problema de fondos es que, en los últimos años, Tehuacán ha tenido un acelerado crecimiento urbano y suburbano, que se ha generado en medio de la anarquía.
El drama de Tehuacán es que es el segundo municipio más importante del estado de Puebla, pero ha tenido gobiernos “de quinta”, que no están a la altura de los problemas que enfrenta la población.
Una prueba de esa condición es muy clara con lo que ha pasado en el último año: el gobierno de Alejandro Barroso no puso la más mínima atención en solucionar la carencia de red de agua en decenas de colonias.
Aunque, en general, no tuvo un proyecto de obra pública sobresaliente en su primer tercio de administración.
Tehuacán tiene 108 colonias, 187 fraccionamientos y 12 juntas auxiliares.
De ese conjunto de asentamientos humanos, 38 colonias carecen de red de agua potable y el 80% de la población de Santa María Coapan, en donde viven 15 mil habitantes, sufre la ausencia del líquido.
Todos estos lugares sobreviven mediante la compra de pipas de agua que, por día, realizan la entrega de por lo menos 400 pedidos.
Hace unos días, con “bombo y platillo”, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) dio a conocer en “la mañanera” de Palacio Nacional que se habían clausurado seis pozos clandestinos de Tehuacán. Que son los que usaban los dueños de las pipas.
Por un lado, fue una acción correcta la de Conagua, porque los dueños de pipas no pagan un peso por el agua que venden, además de que realizan una explotación de los mantos acuíferos sin ninguna regulación.
Pero, por otro lado, fue una acción insensata de la Conagua de no pensar lo que ocurre con las colonias y juntas auxiliares que dependen del traslado de agua que realizan los “piperos”.
Sin contar con la actitud indolente del gobierno de Alejandro Barroso, que no ha movido “un dedo” para atender la crisis hídrica del municipio, en donde empresas y fraccionamientos son los principales beneficiarios de la dotación de grandes volúmenes de agua, en detrimento de colonias populares a las que no les llega una gota del líquido.
Los dueños de las pipas se fueron a un paro de actividades; protesta a la que se sumaron los colonos que se quedaron sin agua.
Ahora, la solución que ha dado la autoridad municipal es que el OOSAPAT les va a dar el agua a los dueños de las pipas, sin importar que es un organismo que se sostiene con recursos públicos y que los camiones repartidores del líquido se dedican a obtener cuantiosas ganancias por su servicio.
Mientras tanto, Alejandro Barroso “se cruza de brazos” frente a los deficientes servicios públicos de Tehuacán.