Sí, no se hagan bolas.
El gran ganador-ganadora este domingo en el PAN del municipio de Puebla no será sino la abstención.
El cálculo más optimista es que de 5 mil militantes, acudirán a votar no más de 2 mil 500.
Y eso con acarreos y pago en efectivo a movilizadores por parte de los dos contendientes: Guadalupe Leal y Manuel (o Manolo) Herrera.
Más allá de una contienda interna que ha pasado totalmente desapercibida –escribir del PAN ya achaparra y los viejos fieles seguidores de este partido se avergüenzan del bajísimo perfil político e intelectual de quienes aspiran a dirigirlo–, ya se pueden sacar dos conclusiones.
La primera: los propios panistas desencantados acabarán de hundir más a la “oposición” poblana.
Y la segunda: la “oposición” sigue caminando hacia el 2027 y 2030 sin rumbo, sin capitán y ahora hasta sin tripulación.
El domingo 7 de septiembre se realiza la asamblea en la que se elegirá a la nueva dirigencia del Comité Directivo Municipal (CDM) del PAN en Puebla capital.
Herrera lleva como compañera de fórmula para la secretaría general a Gabriela Ruíz, exregidora y expresidenta de la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas.
Leal, ex diputada local, hace lo propio con Fernando Sarur, exregidor que en el pasado fue secretario general del mismo CDM con Pablo Rodríguez Regordosa.
Hay un tercer contendiente: Arnulfo Carvajal, militante de años y pipitilla consumada, que ha ocupado diversos cargos de designación de niveles medio para abajo. Su candidatura ha hecho más daño a Leal que a Herrera, pues se ha llevado algunos votos antisistema, escasos pero que le podrían ayudar a Leal en la suma final.
El proceso, como digo, ha despertado escaso interés incluso entre los miembros activos del blanquiazul en Puebla capital.
Nadie puede culparlos: las heridas y las imposiciones de la elección de 2024 siguen sin cicatrizar, y los excesos y abusos y torpezas del Grupo Lalista (en referencia al empleado de El Yunque Eduardo Rivera Pérez) los han alejado parcial o totalmente del partido cuya época de gloria quedó atrás hace muchos, muchos años.
Y si a eso se suma la desastrosa gestión del nuevo clan al mando, el de Los Riestra y Genoveva Huerta, quienes suponen que pueden seguir engañando a todos todo el tiempo, el escenario es patético.
Tan patético como el hecho de que el anterior dirigente del CDM del PAN, Jesús Zaldívar –operador de Mario Riestra–, desapareció de la noche a la mañana, dejando a propios y extraños con cara de what?
Casi ni importa quién gane la elección: Leal es más mediática y se mueve mejor en redes sociales –al parecer lo único que medio saben hacer los señores y las señoras de la “oposición”–, pero su debilidad está en el territorio, entre otras cosas porque empezó tarde su proyecto.
La gran apuesta de Leal está, en realidad, en que procedan las impugnaciones que ha presentado ante las autoridades electorales por la negativa de las dirigencias nacional y estatal de reservar para una mujer la presidencia del CDM, siempre dirigido por (ni tan santos) varones.
Herrera, en contraste, se mueve discretamente en medios de comunicación; su fortaleza es el territorio, el contacto con los militantes, y el conocimiento que tiene del municipio y sus juntas auxiliares.
Es impulsado por Mario Riestra, quien, como se anticipaba, ha resultado su peor enemigo, pues le ha endosado su desprestigio y todas las fobias –las grandes, las medianas y las pequeñas– que arrastra como político traicionero, mojigato y sin palabra.
Se prevé una elección peleada, tal vez con resultado cerrado, aunque los momios están a favor de Herrera.
De ganar, Leal estaría dando un gran campanazo.
Se sabe que directamente no la ha apoyado Eduardo Rivera; sí, algunos de sus personeros. El exalcalde ha sido sumamente cuidadoso pues no quiere cargar con la enésima derrota. Solo en caso de victoria, saldrá, como dicta El Manual del Oportunista, a colgarse la medalla.
La planilla perdedora, si obtiene al menos el 20% de los votos, podrá tener representación en el nuevo CDM, es decir, voz y voto. Pero solo si alcanza el 20%.
Mientras a Leal muchos militantes le reprochan su voto en abstención como legisladora por la despenalización del aborto, Herrera tiene no pocos amigos en El Yunque; de hecho, fue candidato a diputado gracias al aval de Eduardo Rivera.
Algunos de ellos votarán por él, pero a la mayoría, en realidad, poco o nada les importa la elección.
En el panismo poblano, las posiciones políticas se siguen repartiendo entre familiares, amigos, compadres y hasta novias y novios, y cuando han llegado al poder, los negocios solo los hacen los integrantes de las cúpulas.
Hace mucho tiempo que el PAN municipal dejó de ser lo que un día aparentó ser.
Y es que, al menos en los últimos 15 años, el CDM funciona como el té: ni hace bien, ni hace mal.
Su rol es meramente testimonial, pues ni siquiera ha logrado articular una narrativa o una postura o un proyecto alternativo de ciudad, frente a lo que han propuesto los gobiernos de Morena, que caminan sin enemigo al frente.
Sí, no se hagan bolas: El gran ganador-ganadora este próximo domingo en el PAN del municipio de Puebla no será sino la abstención.
Reflejo de estas ruinas que ves.