El gobernador Alejandro Armenta es un político profesional, no es un hombre de odios ni de rencores, por el contrario, si bien es cierto que es un hombre que hace respetar la ley, también lo es que sabe conciliar y de eso ha dado muestras durante toda su carrera política, no en balde fue presidente del Senado y ahora es el titular del Ejecutivo en Puebla.
Lo anterior viene a colación porque si algo sabe el mandatario es conciliar y sumar, está en plena madurez política y aplica la sensatez en su toma de decisiones y así lo dejó ver en la fiesta de cumpleaños del empresario Rafael Forcelledo, la cual se llevó a cabo este fin de semana.
El gobernador Armenta asistió como invitado del festejado a su rancho “El Pastor”, el cual se ubica allá por el rumbo de Tenextepec, Atlixco, en donde varios empresarios poblanos tienen propiedades que usan para pasar los fines de semana y festejar.
En este lugar, Alejandro Armenta se encontró también con el empresario Rafael Falim Posada Cueto, uno de los principales accionistas de Lomas de Angelópolis y con quien tuvo un desencuentro al inicio de su administración, con motivo de unos terrenos que el mandatario le solicitó donar para la construcción de algunas casas para los trabajadores de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil.
El reencuentro de estos dos personajes se llevó a cabo en un ambiente de cordialidad, hubo abrazo por parte de ambos y sonrisas, hasta una charla entre ambos personajes, el cual fue celebrado por los ahí presentes, quienes fueron testigos de esta reconciliación. Hay fotos, por cierto, del abrazo y del apretón de manos entre ambos personajes.
No podía ser de otra forma, reitero, Armenta es un político profesional y Falim Posada, un empresario inteligente, el cual conoce perfectamente las reglas del poder y del sistema, no en balde en alguna época incursionó en la política y siempre ha sido amigo de los gobernadores en turno de Puebla, desde Piña Olaya hasta la fecha.
La polémica entre ambos personajes quedó atrás y no sería raro que, en breve, pudiera haber algún anuncio por parte de los hermanos Posada, en apoyo a la administración de Armenta y su programa para la construcción de viviendas, una vez que quedaron superados los malos entendidos y las diferencias.
Los asistentes al cumpleaños de Forcelledo, entre los que se encontraba el también exgobernador Tony Gali, festejaron la madurez de ambos personajes, con lo cual se da por concluido otro capítulo de la historia de Puebla y sus personajes.
Los excesos de los alcaldes morenistas
El secretario de Gobernación, Samuel Aguilar Pala, al parecer tiene dos varas para medir el actuar de los ediles de nuestra entidad.
Y lo digo porque mientras ha ejercido mano dura con los alcaldes de oposición e incluso ha disuelto ayuntamientos bajo los señalamientos de que los alcaldes están involucrados con el crimen organizado, con los suyos, los emanados de Morena, al parecer nada más se hace “de la vista gorda”.
Lo digo porque ni siquiera hubo un llamado de atención por parte de la administración estatal en contra del actual presidente municipal de Izúcar de Matamoros, Eliseo Morales Rosales, quien sin más ni más y por sus “pistolas”, como en La Ley de Herodes, utilizó el edificio del Palacio Municipal, mejor conocido como la “Casa Colorada”, para celebrar hace unos días su cumpleaños.
La “Casa Colorada” es un viejo edificio colonial del siglo XVII, el cual el actual edil importado del vecino municipio de Tilapa utilizó para celebrar su fiesta, faltaba más, a ritmo de banda, pastel y alcohol para sus invitados.
Estas demostraciones de poder caciquil deberían ser erradicadas ya de la cultura política mexicana y más si se trata de personajes emanados del partido que dice ostentar y tener superioridad moral sobre los demás, bajo su falsa austeridad republicana y su ya muy trillado “no mentir, no robar y no fornicar”, o ya no me acuerdo.
Los excesos del ahijado del desaparecido Jorge Estefán, quien se encargó de la selección de candidatos por toda esa zona, por según él ser el líder moral de la Mixteca poblana, deberían ser motivo de al menos un llamado de atención por parte del secretario de Gobernación, Samuel Aguilar, y también del Congreso local que encabeza Laura Artemisa García Chávez, quien también, en conjunto con la Auditoría Superior del Estado, debería poner más atención en este edil, en sus relaciones con personajes de muy dudosa reputación en la zona, así como en su negativa para transparentar los gastos de su administración, tal y como también lo hizo cuando fungió como presidente municipal de Tilapa.
Me extraña tanto consentimiento y más tratándose de un municipio al cual conoce perfectamente el gobernador Armenta, cuya familia paterna es originaria y aún vive en esta zona.