Un hecho que pasó desapercibido en los sucesos violentos del viernes en Acatzingo, que dejó incendiado una parte del palacio municipal y tres patrullas policiacas, es que la mayoría de los participantes –que querían linchar a tres presuntos ladrones– eran jóvenes cuyas edades iban de los 16 a los 22 años. Algunos testigos dicen que el grueso de los ahí presentes eran menores de edad y que eran escasos los adultos de más de 30 o 40 años.
Y que esos adolescentes o adultos jóvenes forman parte de dos agrupaciones que son conocidas como las “mafias” de los mototaxis”, que se han convertido en una especie de pandillas, de grupos de presión política y que han impuesto su dominio en las calles de Acatzingo, uno de los municipios que forman parte del llamado Triangulo Rojo, que es una de las zonas de mayor robo de combustible en el país.
Se estima que en la demarcación estarían funcionando unos 300 mototaxis, pese a que se supone que las normas movilidad en el estado de Puebla solo permiten el uso de esos vehículos en las regiones donde se carece totalmente de transporte público regular, que no sería el caso de Acatzingo.
Dichas motocicletas de tres ruedas, que tienen adaptadas cabinas y techos de fibra de vidrio, sin duda atienden una necesidad en Acatzingo que no resuelve el transporte público convencional, que es ofrecer traslados en tramos cortos y a bajo precio, llegando a cualquier rincón del municipio.
Pero al mismo tiempo “es un secreto a voces” que muchos mototaxis estarían involucrados en el trasiego de drogas y el robo de autopartes, además de fungir como “halcones” para los líderes de organizaciones criminales que controlan en la región el robo de combustible, el narcomenudeo y los asaltos carreteros, entre otras actividades del crimen organizado.
Los mototaxistas se han agrupado en dos facciones. Una de ellas es controlada por Rosalío Vázquez, conocido popularmente como “El Chalín”, quien en el pasado proceso electoral fue aspirante de Morena a ser candidato a la alcaldía de Acatzingo.
En 2012, aunque regresó a militar en el albiazul fue encarcelado por supuestamente proteger a uno de sus escoltas en un homicidio cometido contra uno de los opositores políticos del entonces edil.
Zayas Jaen siempre se le consideró un preso político del entonces gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas, quien nunca le perdonó que se postulara por el PRD en los comicios de 2010 y derrotara al PAN en Acatzingo.
La relevancia de describir quienes son los líderes de los mototaxistas es que estas agrupaciones se han convertido en actores importantes de las campañas electorales, como grupos de presión, como encargados de “acarrear” votantes o repartir despensas antes o durante los comicios.
“La chispa” que detonó la violencia no está clara. Unos dicen que reaccionaron con rabia los mototaxistas cuando se enteraron que los ladrones serían liberados, por no haber sido detenidos en flagrancia.
Otros testigos dicen que simplemente los muchachos que manejan las motos decidieron –algunos de ellos bajo los afectos de drogas y alcohol—que lo más conveniente era sacar a los detenidos de la comandancia de la policía e intentar lincharlos. Eso los llevó a querer tomar el Palacio Municipal y vandalizar todo lo que encontraban a su paso. Se tuvo que cortar el suministro eléctrico para frenar las agresiones y esperar la intervención castrense, para apaciguar los ánimos.
Como los “motonetos” chiapanecos
Tal situación plantea dos realidades: los mototaxis en Acatzingo se acercan ya a la realidad del fenómeno social y delictivo de los llamados “motonetos” de San Cristóbal de las Casas en Chiapas, que son pandillas de jóvenes en motos que lo mismo se dedican a delinquir, que a ofrecer servicios de paquetería o de trasporte público, así como a intervenir en conflictos políticos.
Una segunda realidad es que: en Acatzingo se estaría viviendo una crisis de ingobernabilidad, como consecuencia de lo gris que ha resultado el actual alcalde Germán Coleote Jiménez, quien fue postulado por Morena y apenas hace poco más de un año, no se imaginaba que podía ser presidente municipal.
Coleote Jiménez ha estado ausente todo el fin de semana. Su única comunicación fue un boletín de prensa.
El Ejército y la Guardia Nacional al entrar a Acatzingo, entre otros objetivos, se dedicaron a proteger la vivienda privada del alcalde y sus negocios, para evitar que se volvieran blancos de los jóvenes que todo querían destruir.
Muchos de los vecinos del municipio se han puesto del lado de los mototaxis, pues la crisis de inseguridad es severa. Las cifras oficiales, hace unas semanas, arrojaban un incremento del 26 por ciento de los índices delictivos en el primer trimestre de 2025.
Frente a esa situación el alcalde no muestra la capacidad de contener el clima de violencia que se respira por los constantes robos y asaltos contra todo mundo.
Dicha crisis tuvo su inicio en abril de 2024, cuando en pleno proceso electoral, el entonces candidato de Morena, Jaime González Pérez, mejor conocido como “El Maizero”, fue asesinado frente a su negocio de venta de autos. Un homicidio que presenció su esposa e hijos.
El aspirante morenista ya había sido relacionado con un importante líder “huachicolero” de la región.
Como relevo del candidato asesinado entró Germán Coleote, que tres años antes había sido un mal candidato a alcalde del extinto Partido de las Redes Sociales Progresistas.
Ahora por eso se le ve y se le siente como un alcalde débil en estas tierras que fueron gobernadas, en distintas épocas, por Alejandro Armenta Mier y Javier Aquino, el gobernador del estado y el secretario de Bienestar, respectivamente.