El Yunque ha decidido impulsar al exedil de Atlixco Felipe Velázquez Gutiérrez como su nueva opción para buscar la presidencia estatal del PAN. Este movimiento refleja la ausencia de destacados liderazgos en la facción más conservadora del partido de la derecha, pues si algo tiene el exalcalde atlixquense es una notable falta de carácter y de carisma. Aunque el mayor cuestionamiento es que encabezó uno de los primeros y graves escándalos de corrupción de un gobierno emanado de las filas panistas.
La lectura que se ha dado adentro y fuera del PAN, es que El Yunque postula a Felipe Velázquez con el propósito de colocar al frente del partido a un dirigente que pueda ser fácilmente manipulado y controlado. Para nadie es un secreto que este personaje es tímido y nunca se ha destacado por ser un servidor público brillante, luego de que fue el secretario Gestión y Desarrollo Urbano en el gobierno de Puebla que acaba de concluir.
Dicho de otra manera, se busca imponer un esquema en el cual quien oficialmente encabece al PAN sea Felipe Velázquez, pero quien de las órdenes sea Eduardo Rivera Pérez, el ex candidato panista a gobernador y uno de los líderes del Yunque poblano.
Más allá de que si es cierta o es una ficción esa visión de la candidatura de Felipe Velázquez, es necesario revisar su pasado de la siguiente manera:
Al PAN poblano lo que más le urge es tener a un líder que saque al partido de una fuerte crisis que sufre de imagen y popularidad, como consecuencia de una larga lista de malos gobiernos, que van desde la mediocridad presidencial de Vicente Fox, la “narco administración federal” de Felipe Calderón, el autoritarismo del exgobernador poblano Rafael Moreno Valle y hasta el ayuntamiento intrascendente de la capital del estado que, recientemente, encabezaron en dos partes Eduardo Rivera y Adán Domínguez.
En ese sentido resulta un contrasentido intentar colocar al frente del PAN, en estos momentos de una caída brutal de la credibilidad en el partido de la derecha, a Felipe Velázquez, quien se destacó por protagonizar un gobierno lleno de vicios y engaños que es el origen de la crisis que vive el albiazul en un municipio que era uno de sus bastiones: Atlixco.
Los fraudes de Pisa, Homex y los Bribiesca
Para entender lo anterior es necesario rememorar lo siguiente:
A mediados de los años 90, en Atlixco dominaba el poder de “el señor de la Soledad”, que era Eleazar Camarillo Ochoa, el dirigente de la Confederación Republicana de Obreros de México (CROM), que controlaba la vida pública de este municipio. Nada se movía en el gobierno local, si no lo autorizaba “Don Eleazar”, quien ejercía un poder de facto.
En 1994 surgieron dos figuras muy importantes: un médico llamado Neftalí Salvador Escobedo Zoletto y un estudiante de veterinaria José Luis Galeazzi Berra. El primero pugnaba desde –el IFE— por una lección limpia en Atlixco y el segundo, fue el primer candidato del PAN a diputado federal que retó al cacique de la CROM. El resultado es que se logró anular la elección de ese año en dicha demarcación. Se repitieron los comicios y Galeazzi derrotó al PRI.
Un año más tarde, todo ese movimiento ciudadano logró que Salvador Escobedo ganara la alcaldía bajo las siglas de PAN y con ellos desmanteló el cacicazgo de Eleazar Camarillo. Su gobierno se destacó por erradicar el robo que había del erario por parte de los líderes de la CROM, una central obrera que en esa época inició su declive.
En 1999 llegó al poder el segundo alcalde panista de Atlixco en la figura de José Luis Galeazzi, que se destacó por concretar el desmantelamiento del poder de la CROM y sus dirigentes.
Por eso los gobiernos del PAN en Atlixco, en esa época, ganaron una fama de honestos, de eficientes y dieron una lección de que se podía desmantelar los cacicazgos del PRI.
En 2022 otra vez el PAN ganó la alcaldía por medio de Felipe Velázquez Gutiérrez que, entre otras cosas, se destacaba porque él y su entonces esposa Alba María Rangel Martínez, habían fundado el Colegio de Arquitectos de Atlixco y por ende, la principal propuesta con que el albiazul llegó a su tercer periodo de gobierno era poner orden el anárquico crecimiento urbano de ese municipio.
La administración de Felipe Velázquez anunció recién iniciado el trienio que había contratado a una prestigiosa empresa –mediante un millonario pago— para elaborar el Primer de Ordenamiento Urbano de Atlixco. Un documento que tardaron mucho en su confección y que todo mundo aplaudía ese esfuerzo.
Finalmente se hizo público dicho ordenamiento que, por primera vez, establecía los polígonos destinados a áreas comerciales, habitacionales, de infraestructura, entre otros rubros. Y en cuestión de días, la presentación del documento detonó un escándalo de corrupción y tráfico de influencias.
Curiosamente en el plazo en que se elaboró el ordenamiento urbano, se constituyeron una serie de inmobiliarias. Una de ellas se llamaba Pisa, que nada tiene ahora que ver con la firma del mismo nombre.
Resulta que una parte importante de los predios destinados a áreas comerciales y habitacionales, previo a que se presentara el documento en cuestión, fueron comprados por Pisa a precios muy bajos y poco antes de que se hiciera público el ordenamiento, ya se habían vendido los terrenos a precios muy alto, a importantes desarrolladores inmobiliarios.
Eso acá y en China se llama especulación inmobiliaria y tráfico de influencias, porque Pisa tuvo información privilegiada antes de que se conociera públicamente el ordenamiento urbano.
Y se dice que quien estaba atrás de Pisa era Alba María Rangel Martínez, la entonces esposa del alcalde Felipe Velázquez.
Es decir, el alcalde autorizó el ordenamiento urbano y la principal beneficiaria fue su esposa de esa época.
Un ejemplo de esas operaciones fie el siguiente: la primera plaza comercial de Atlixco, que a su vez ahí se abrió primera tienda de la cadena Walmart en ese municipio, se hizo en un predio que compró barato Pisa, para después venderlo un precio elevado a la constructora que levantó el inmueble.
La venta del lote en donde se construyó Plaza Atlixco, se hizo recién se publicó el Plan de Ordenamiento Urbano que convirtió el terreno en cuestión en un área autorizada para instalar grandes comercios.
Los colegios de arquitectos e ingenieros civiles que, primero aplaudieron la elaboración del ordenamiento urbano, estallaron en cólera y denunciaron un tráfico de influencias en beneficio de familiares de funcionarios públicos.
Ahí no termina la historia: en el trienio de Felipe Velázquez estalló otro escándalo inmobiliario, al autorizarse la construcción de los mega fraccionamientos de la empresa Homex, que vendió 3 mil casas de mala calidad, en áreas que carecían del servicio de agua potable y de vialidades. Esto ocurrió en el kilómetro 25 de la carretera federal Puebla-Atlixco.
Se descubrió que solo había contratos de agua potable para 178 casas y de ahí, se quería surtir el líquido para mil 700 viviendas. Todo eso ocurrió con la complacencia del ayuntamiento de Velázquez y el que le sucedió, encabezado por el panista Manuel Vargas.
No era un asunto menor, ya que los afectados por la compra de las casas fraudulentas de Homex denunciaron que entre los supuestos dueños de esa empresa figuraban los hermanos Bribiesca, quienes eran los hijos de Martha Sahagún, la esposa del entonces presidente Vicente Fox Quesada.
Que de acuerdo con las crónicas periodísticas de esa época los Bribiesca eran unos muchachos que, en menos de seis años, protagonizaron una carrera meteórica para dejar de ser jóvenes de clase media y convertirse en acaudalados desarrolladores inmobiliarios en todo el país.
Y tampoco ahí termina la historia de los efectos del gobierno de Felipe Velázquez, las cosas continuaron así: luego del escándalo de la especulación inmobiliaria mediante el Plan de Ordenamiento Urbano en cuestión, Pisa tuvo un crecimiento desbordado en operaciones de compra y venta terrenos, casas y edificios, así como en contratos de construcción.
El problema es que la empresa incumplió con algunos contratos y empezaron a llover las denuncias contra la compañía.
Se dice que ya había órdenes de aprehensión contra los dueños de Pisa y que los procesos legales, se habrían frenado por la intervención de una destacada dirigente del PAN que habría ido a pedir clemencia al entonces gobernador de Puebla, el priista Melquiades Morales Flores, quien habría aceptado ayudar al círculo familiar y de confianza de Felipe Velázquez.
En 2021 el alcalde de Atlixco era Guillermo Velázquez, hermano de Felipe Velázquez, quien fue vapuleado por Morena en las urnas cuando se quiso reelegirse. El PAN lleva ya dos periodos consecutivos fuera del poder, en mucho, por el enojo de la población contra la corrupción panista.