Dos peculiaridades envuelven a la disputa de la candidatura de la 4T a la alcaldía de Huauchinango. La primera es que “la moneda está en el aire” entre dos exediles que llegaron al poder representando a partido rivales a Morena y ahora quieren ser parte de la alianza morenista. Se trata del expanista Gabriel Alvarado Lorenzo y del expriista Rogelio López Angulo, que actualmente es presidente municipal por el Partido Nueva Alianza (Panal) y busca reelegirse para obtener un tercer periodo como gobernante.
Una segunda peculiaridad es que ha aparecido “la mano” de Ardelio Vargas Fosado, el excomisionado del Instituto Nacional de Migración, quien se ha convertido en el principal promotor de Rogelio López Angulo, no solamente para que busque ganar un tercer mandato como alcalde, sino que además sea admitido como aliado de la 4T.
Al mismo tiempo, Vargas Fosado se encuentra empujando la posibilidad de que su hija y expriista Guadalupe Vargas Vargas, edil con licencia de Xicotepec de Juárez, se convierta –por medio del PVEM–, en la aspirante de la 4T a diputada local por el distrito electoral de esta región.
Lo cual es muestra de que el veto dictado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a mediados del año pasado, mediante el cual estableció que Ardelio Vargas Fosado no tiene cabida en la 4T, no se ha acatado al pie de la letra y se ha permitido que en Puebla esté operando electoralmente a sus anchas.
Se dice que son frecuentes los encuentros entre Vargas Fosado y López Angulo, ya que el primero de ellos habría sido el de la idea de buscar que el actual edil, que hace tres años derrotó a Morena en las urnas, ahora se convierta en aspirante de la 4T, signando un acuerdo electoral entre el Partido de Regeneración Nacional y el Panal.
Dichos movimientos políticos son otra muestra clara de que en Puebla la coalición de partidos encabezada por Morena ya perdió la brújula ideológica y admite en sus filas a una larga lista de actores y fuerzas políticas que antes combatían al movimiento obradorista.
Quien tenía que ser el candidato “natural” de Morena en Huauchinango era el empresario Gustavo Vargas, quien fue el primer edil de Morena –entre los años 2018 y 2021– en este municipio, ha sido el principal opositor del alcalde Rogelio López Angulo y mantiene un importante índice de popularidad.
Pese a los atributos que tiene Gustavo Vargas, le cerraron las puertas en Morena y por esa razón, ya tiene “medio cuerpo” adentro del Partido Movimiento Ciudadano –que encabeza en el estado el expriista Fernando Morales Martínez– para contender por la fuerza política naranja, conocida popularmente como la del “fosfo-fosfo”.
Más allá de las maniobras que hace Ardelio Vargas para colocar a sus protegidos en las candidaturas en juego, surge una pregunta básica: ¿le conviene a la 4T que un personaje como Rogelio López Angulo sea su nuevo aliado?
Todo indica que no. Que el actual edil le podría desplomar los índices de votación a la 4T. Solo hay que observar el siguiente breve recuento:
Con el presente alcalde de Huauchinango se han disparado los índices de inseguridad. Se han registrado la quema de negocios que se niegan a pagar “el cobro de piso” y la región se ha convertido en la más importante para el robo de combustible en el estado de Puebla, de acuerdo con datos de la paraestatal Petróleos Mexicanos.
Su principal proyecto de obra pública ha sido la remodelación del Mercado Municipal y luego de que fue demolido el inmueble, durante meses se han quedado paralizados los trabajos. No se avanza, ni retiran ni pegan un solo ladrillo. Eso ha despertado un fuerte malestar de locatarios, compradores y vecinos de la zona.
La obra costará 165 millones de pesos, pero lejos de que se aprecie como positiva la inversión, brotó el escándalo de que se pagó un millón 300 mil pesos por la elaboración del proyecto del mercado y no sirvió del todo, se tuvo que hacer otro examen de la mecánica del suelo en donde se encuentra el centro de abasto en cuestión.
En general, en Huauchinango se ve a Rogelio López Angulo como un político soberbio y alejado de la población. Los únicos que no se dan cuenta son los dirigentes de Morena y sus aliados.