Más allá de la guerra de encuestas que hay entre los dos punteros que luchan por la candidatura de la 4T al gobierno de Puebla, Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velazco, hasta ahora se percibe que el presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene preferencias hacia ninguno de los 20 aspirantes que están anotados en Morena buscando la postulación para contender por la titularidad del Poder Ejecutivo en la entidad.
Una prueba de que el mandatario federal no tiene todavía candidato para Puebla es que, en las últimas semanas, sin mencionarlos directamente por sus nombres y sin ser agresivo con ellos, ha cuestionado de manera indirecta el andar de Mier Velazco y Armenta Mier.
López Obrador es el presidente de mayor dominio y audacia en el manejo de la comunicación política en el México de las últimas décadas. Sabe calcular bien a quién crítica con severidad, a quién ignora con su silencio y a quién no roza ni con el filo de una hoja de papel.
En ese sentido, podía haber evadido responder a dos preguntas que le hicieron –en momentos diferentes– en las mañaneras, que involucraron a los primos Armenta Mier y Mier Velazco. Mediante el método de contestar incorporando otro tema diferente.
O en todo caso, podía hacerles un guiño con algún elogio estándar, como decir “nos ha ayudado mucho”, que es uno de los recursos más comunes que usa el presidente para mandar un mensaje positivo a miembros del gabinete, gobernadores o legisladores, sin caer en el exceso de la adulación.
Y también, de tajo, podía haber cortado los temas que involucran a Armenta y Mier con la frase: “no tengo información de esos, pero vamos a ver”.
El que a estas alturas el presidente no tenga un aspirante favorito para Puebla, genera tres condiciones importantes para la sucesión de 2024:
Primera: Puebla es el único de los 9 estados en donde habrá renovación de la gubernatura –en 2024– en que no se percibe una figura favorecida desde Palacio Nacional para ganar la postulación de la 4T.
Eso es un indicativo de que el resultado de la encuesta de Morena, que se aplicará a un grupo de aspirantes, será el parámetro principal para elegir al abanderado.
Segunda: se va a tomar en cuenta quien, de los tres punteros en la contienda, Alejandro Armenta, Julio Huerta Gómez e Ignacio Mier Velazco, tiene de su lado la mayor estructura del PRI.
Una condición fundamental del llamado “Plan C” del presidente López Obrador, es que se ha propuesto que no solamente se gane la Presidencia de la República y las gubernaturas, así como el grueso de las diputaciones y las senadurías, sino que se tenga la mayoría calificada en el Congreso de la Unión para que se realicen –en el siguiente sexenio– las reformas legislativas que frenó la derecha, como son los cambios al Poder Judicial y al marco normativo de los procesos electorales.
Tercera: aunque muchos quieren evadir el tema en Puebla, siguen siendo muy altas las posibilidades de que el candidato no sea Huerta, Armenta o Mier, porque podría recaer en el género femenino la postulación morenista.
Los escándalos del auto de lujo y los espectaculares
A principios de agosto estalló el escándalo de José Luis García Parra, un sobrino del exgobernador Mario Marín Torres, que fungía como coordinador de asesores de Alejandro Armenta Mier y haciendo gala de la riqueza ofensiva que rodeó al grupo político marinista, el funcionario, con toda prepotencia, exhibía en el Senado su auto Audi R8, cuyo valor comercial va de los 3.1 a los 3.9 millones de pesos.
Un escándalo mayúsculo de un personaje que no gana más de 800 mil pesos al año por su labor en la Cámara alta del Congreso de la Unión.
Aunque el sobrino de Marín quiso enmendar su dislate, convocando a los reporteros de la fuente legislativa frente a la agencia de Audi donde adquirió el lujoso vehículo para expresar: “Me di cuenta de que era un error haber realizado esta compra y vine a entregar este auto”, al final fue despedido por Alejandro Armenta.
Al senador poblano no le alcanzó con correr a su principal asesor, pues acabó pagando caro su yerro de demostrar que sigue pegado a la ubre del grupo marinista, que es el de mayor desprestigio en el estado de Puebla.
Severo fue, el presidente Andrés Manuel López Obrador, al expresarse sobre estos escándalos de vehículos de lujo entre políticos de la 4T, al indicar:
“Yo no tengo nada contra quienes tienen un carro último modelo, pero a mí me daría pena subirme. Nunca me he subido a un carro así, extravagante. En una de esas me confunden…
“Claro, cada quien tiene sus gustos, ¿no?, pero… ‘A ver, cómprate un Ferrari’. No. ¿No les parece de mal gusto? Pero, además, como decía Díaz Mirón: ‘Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras existan quienes no tienen para lo básico’. ¿Qué, no es pecado?”
Ignacio Mier Velazco no ha logrado alcanzar el primer lugar de la popularidad que mide a los aspirantes de la 4T, pero si es líder en el despilfarro “grosero” de docenas de millones de pesos en la compra de espacios publicitarios a lo largo y ancho de la geografía poblana, además de colocar mensajes en carreteras del estado de México, Veracruz, Morelos y Oaxaca.
Lo más grave es que Mier, para justificar ese gasto millonario recurre a la fantasía de decir que el financiamiento lo ponen medios de comunicación que lo entrevistan, pese a que son revistas con una nula presencia en el espacio mediático de Puebla.
Hace un par de días una reportera le preguntó al presidente López Obrador por los 600 espectaculares que hay en el estado con la imagen de Ignacio Mier, que cuestan 24 millones de pesos al mes y que habrían estado presentes en los tres años que lleva de labores proselitistas.
El cuestionamiento tendría algunas inconsistencias, ya que el legislador apenas lleva un año recorriendo la entidad, pero capta la esencia de lo que pasa con el aspirante morenista.
Al respecto, el mandatario federal dijo:
“No hay dedazo para nadie, y acerca de la publicidad, pues aquí hemos dicho que eso no solo es indebido e ilegal, sino resulta contraproducente, porque la gente está muy informada, muy consciente y ya no se deja manipular.
“Aquí hay que cuidarnos, porque si vienen a cuestionar a uno, con todo respeto, a estas alturas de parte de quién, porque no creo que –Mier– sea el único caso”.