Si en Puebla los líderes de la oposición tuvieran un poquito de visión se podrían hacer las cosas algo más que interesantes en la lucha por la gubernatura de Puebla para el 2024.
No tienen mucho que pensar, tienen que convertir la elección local en un referéndum para las autoridades en funciones, tanto en el ámbito municipal, como en el estatal, siendo este último el eje de las acciones de campaña para quien vaya a ser el candidato del bloque opositor.
La oposición debe de traducir el mood social sobre los gobiernos morenistas en Puebla, sin tocar la figura del presidente López Obrador, quien parece estar blindado ante cualquier señalamiento en su contra, si es que son verdad las encuestas, las cuales le dan en Puebla hasta 62 por ciento de aprobación.
El candidato del bloque opositor solo tiene que ponerle mucha inteligencia, pero también testosterona y hacer un comparativo de la Puebla, antes del barbosismo y el estado después del barbosismo.
Quien vaya a representar a la oposición debe de señalar las órdenes de aprehensión que se repartieron como larines en contra de muchos personajes de la política local, algunos de ellos, ciertamente con mucha cola, pero que obedecieron más a una venganza política, que a un sustento real de los hechos.
Ciertamente, el gobernador Sergio Salomón ha puesto todo su empeño en tratar de enmendar toda esta serie de hechos y de llevar a cabo una auténtica reconciliación entre la sociedad poblana, pero es un hecho que no se pueden borrar todos los abusos que ocurrieron en tan solo dos años.
Aquel que lo hiciera Moreno Valle en el 2010 y ahora Xóchiltl Gálvez, en este 2023, que tenga los tamaños de enfrentar sin miedo al aparato, le mandara sin duda un mensaje claro a esa parte de la sociedad poblana, que está harta de los gobiernos emanados de Morena, en donde la violencia se ha incrementado a niveles alarmantes.
Reitero, no hay que ser demasiado ingeniosos, es simplemente comparar y contrastar lo que se hizo en otras administraciones y lo que se ha hecho durante los gobiernos morenistas.
Ya en otras entregas he señalado que Morena no tiene nada que presumir en Puebla capital y en el resto de los municipios que gobiernan, Pedro Tepole tiene hecho un asco a Tehuacán, sumido en la inseguridad y la basura.
Norma Layón tiene hecho un caos a san Martín Texmelucan, uno de los municipios más inseguros en la entidad, Huejotzingo no tiene nada que destacar, Angélica Alvarado solo puede decir que, gracias a las gestiones del gobernador, Sergio Salomón su municipio fue declarado pueblo mágico, pero sin contar con una buena infraestructura hotelera.
Atlixco está metido en la mediocridad de su presidenta Ariadna Ayala, no hay nada que destacar que se haya realizado en su gestión, salvo que la inseguridad también se apoderó de este municipio por la venta de droga.
No por nada desde la elección del 2021, mucha gente, sobre todo en los centros urbanos más importantes del estado, la gente le comenzó a dar la espalda a Morena y los números son muy claros, el tope de este partido, son alrededor de 900 mil votos, muchos de ellos de priistas traidores que se han sumado en los procesos a favor del partido oficialista.
Estos 900 mil votos que Morena obtuvo de manera conjunta con los de sus aliados fueron muy similares a los obtenidos por la oposición, pero sin el apoyo del aparato oficial, en ese momento en manos del gobernador Barbosa y de sus operadores.
Estos más de 900 mil votos, no tienen nada que ver con el millón 700 mil sufragios que obtuvo López en el 2018, ni tampoco el millón que obtuvo Barbosa, en el proceso en que fue derrotado por Martha Erika Alonso.
A la oposición lo que le ha faltado en estos procesos es contar con un buen candidato, cuya “cola” sea corta y que le ponga la suficiente testosterona para ir al proceso electoral a contrastar, reitero, lo hecho por anteriores administraciones y lo que ha realizado Morena en Puebla y dejar en claro que no hay ningún cambio.
El 2024 parece ser una buena oportunidad, en el 2010 la estructura del Partido Acción Nacional y de sus aliados, PRD, Nueva Alianza y en ese entonces Convergencia, de ninguna manera podía competir con la estructura gubernamental que manejaba Mario Marín Torres y Javier López Zavala, la cual fue capaz de movilizar alrededor de 900 mil votos, pero Rafael obtuvo el apoyo de la sociedad, la cual tenía guardado su sentimiento anti marinista y salió a mostrar su repudio en la jornada electoral del 4 de julio de ese año.
El resultado, Rafael ganó con 11 puntos de ventaja sobre Zavala, gracias a que pudo despertar y obtener el voto de la sociedad, porque los ciudadanos identificaron en Moreno Valle, a un personaje capaz de derrotar a todo el aparato oficialista.
Twitter: @riva_leo