Después de observar lo ocurrido el sábado con la visita de Claudia Sheinbaum Pardo a la ciudad de Puebla, bien harán Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velazco en considerar como cosa seria las aspiraciones políticas de Julio Miguel Huerta Gómez.
El secretario de Gobernación, que ya lo era de facto en el gobierno de Luis Miguel Barbosa Huerta, pasó de ser el primo hermano del mandatario fallecido –con todos los inconvenientes que eso implicaba–a ser el favorito del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina para convertirse en su sucesor.
Ese factor, el de ser el depositario de los beneficios que otorga el Estado a favor de un proyecto personal, es el que pone a Huerta Gómez en condiciones de relativa igualdad para competirle a los dos legisladores, quienes por distintas razones y circunstancias se han puesto a la cabeza de la sucesión de gobernador por el bando de Morena y la 4T.
Salomón Céspedes fue el anfitrión de Sheinbaum Pardo en una visita de promoción política que se armó de diferentes escenarios, que comenzó con la cúpula empresarial, a la que Miguel Barbosa no quiso tratar ni de lejos, y terminó con la reinauguración del emblemático inmueble de Reforma, ocupado como casa de gobierno por última vez en el sexenio de Melquiades Morales Flores.
Pero, aun como responsable de la organización, el gobernador le cedió espacio a su jefe de gabinete para tener un protagonismo relevante entre los escasos integrantes de la comitiva, con el objetivo, muy claro, de mostrarle a los integrantes de la clase política y empresarial del estado, así como a su invitada, quién goza de sus afectos para hacerse de la postulación en el partido en el poder.
Ese es el mensaje que hay que anotar y subrayar tras la venida de Sheinbaum Pardo a Puebla y en el que deben poner especial atención los aspirantes que son punteros en la percepción de la opinión pública: el senador Alejandro Armenta y el diputado federal Ignacio Mier.
Hay que valorar a Julio Huerta no en función de lo que hizo en el pasado, de su trayectoria política previa a la muerte de su primo, que fue muy poca, sino de lo que tiene hoy gracias al arropamiento del gobernador, que le ha permitido hacerse del control de las estructuras institucionales y volverse el coordinador de precampaña de Claudia Sheinbaum, condición que derivará en una relación de camaradería que podría extenderse hasta la boleta electoral, ni más ni menos.
Hasta antes del sábado, los comentadores aseguraban que entre el gobernador y su secretario de Gobernación existía un distanciamiento, incluso rompimiento, que había llevado al primero de ellos a dar un volantazo y encaminarse por una nueva ruta, la de Rodrigo Abdala Dartigues, el delegado de la Secretaría de Bienestar.
En la ecuación entraba como argumento la señora Rosario Orozco Caballero.
Que Huerta Gómez había tomado partido por la viuda de Barbosa en el evidente enfriamiento de relaciones que ésta tiene con el gobernador, se decía, y que eso había conducido al mandatario a decantarse por Abdala como su nuevo “gallo”.
No fue así.
Céspedes Peregrina conserva la carta original, como se observó el sábado, y eso es suficiente para tomarla en cuenta.
Twitter: @jorgerdzc