Elsa María Bracamonte González es la integrante más débil del gabinete heredado por el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina. No porque se trate de la más mala o la menos buena de los servidores públicos elegidos en su momento por Miguel Barbosa para acompañarlo en su administración, sino porque las responsabilidades de su competencia se encuentran a la vista de todos y son, por tanto, objeto permanente y punzante del escrutinio social.
Bracamonte González, que llegó al relevo de Guillermo Aréchiga Santamaría después de que fuera echado de la administración estatal, no ha podido resolver las tareas pendientes que recibió y que tienen que ver principalmente con la operación del transporte público urbano de pasajeros en la entidad.
Como secretaria de Movilidad y Transporte, una cartera que está obligada a procurar la mejora del servicio para satisfacer las necesidades de traslado de decenas de miles de personas que diariamente ocupan el transporte público para cumplir con sus quehaceres, no ha respondido a las expectativas y no se ve cómo pueda hacer para concretarlas en lo que resta del gobierno.
La modernización del transporte público es inexistente.
El equipamiento de las unidades con herramientas de seguridad, como cámaras de videograbación y botones de pánico conectados a oficinas remotas de auxilio, quedó en promesa.
La proliferación de rutas y unidades pirata persiste.
El decreto para obligar a los concesionarios a dotar de prestaciones laborales a sus empleados, llámese choferes u operadores, es letra muerta.
La verificación vehicular, supuestamente obligatoria para este gremio, fue ignorada por los dueños de las unidades y así seguirá, sin ser atendida, mientras no se ejecuten las multas económicas que se iban a aplicar en contra de los propietarios incumplidos.
La Red Urbana de Transporte Articulado, que tiene tres líneas y que, pese a todo, es la mejor calificada por los usuarios por su rapidez y conectividad con las diferentes zonas de la ciudad, comienza a replicar los problemas del resto del sistema de transporte.
RUTA ya es una red de camiones en malas condiciones, con paraderos que se han convertido en basureros y con usuarios con temor a perder el teléfono celular o la cartera a medio viaje.
El martes, un reportero de este diario que habitualmente utiliza la línea 3 de RUTA fue testigo de un hecho inusual y sorpresivo.
Al emprender el viaje en la zona de Analco, dos guardias de seguridad subieron al camión para dar un fuerte e imperativo grito:
“¡Guarden sus celulares y sus carteras porque aquí hay ‘ratas’!”, dijeron.
“Si no lo hacen y algo pasa, no nos haremos responsables”, advirtieron.
Dar seguridad en las unidades del transporte público no es responsabilidad exclusiva de la secretaria.
También lo es del secretario Daniel Iván Cruz Luna, de Seguridad Pública, y de las autoridades municipales, que en el caso de Puebla están a cargo del edil Eduardo Rivera Pérez.
El problema, sin embargo, deriva de incumplimientos de acuerdos por parte de los concesionarios que están en la cancha de Bracamonte.
Por eso la secretaria es vulnerable, por el resultado de su trabajo, y por eso podría ser la siguiente en abandonar el gabinete, después de que Ana Lucía Hill Mayoral lo hiciera inmediatamente después del ascenso de Céspedes a la gubernatura en diciembre.
Twitter: @jorgerdzc