Los próximos días o semanas serán vitales para definir el rumbo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y poder dilucidar cuál va a ser el rumbo de este partido político, el cual gobernó por más de 70 años a este país.
El PRI deberá de decidir de manera clara, si va a permanecer dentro del bloque opositor al presidente López, o si va a terminar doblegándose ante el titilar del ejecutivo y se convertirá en comparsa de Morena, dando ya de manera oficial, al nacimiento del PRIMOR. Fuera máscaras.
Para el tricolor y para su dirigencia encabezada por Alejandro “Amlito” Moreno les llegó la hora de la verdad y de que definan, si van a ser comparsas del presidente en su intento de llevar a cabo, una reforma a la industria eléctrica de los años setentas, la cual puede poner en grave riesgo a la economía nacional, o si van a estar del lado de lo que más le conviene al país.
El oaxaqueño, José Murat, el verdadero líder nacional del PRI, está más que dispuesto a entregar los votos del tricolor, a través de su “títere”, “Amlito” Moreno, y el coordinador de los diputados federales del tricolor, Rubén Moreira, ex gobernador de Coahuila.
Habrá que ponerles marca especial a los diputados federales del PRI, cuyo voto es clave para definir el tema de las reformas constitucionales que pretende impulsar el presidente y las cuales arrancan con la discusión de la reforma eléctrica, cuya iniciativa fue enviada a la cámara de diputados, el pasado fin de semana, para que su discusión arranque en los próximos días.
Sin los votos de algunos diputados del PRI, simplemente la reforma impulsada por el presidente no es posible y aunque es muy probable que, si pasa en la cámara de senadores, ahí sea frenada, la primera instancia permitirá saber de qué lado va a jugar el tricolor y si están dispuestos a mantenerse dentro del gran bloque opositor, el cual se construyó en este año junto con el PAN y el PRD.
Es vital, pues, hacerle marcaje personal a la dirigencia priista y también a sus diputados federales, para saber quién o quiénes de ellos, están dispuestos a convertirse en traidores a la democracia mexicana, la cual va a estar en juego.
Se sabe de antemano de la serie de presiones a las cuales el gobierno de López está dispuesto a ejercer para tratar de obtener el voto de los priistas, los cuales van desde expedientes de “Amlito” de su paso por el gobierno de Campeche, así como también de Rubén Moreira como gobernador de Coahuila.
El PRI se juega su futuro como fuerza política en el país, ni más ni menos, y esto va depender de la forma en que se comporten sus votos en la cámara de diputados, ante las iniciativas de reformas constitucionales que pretende enviar López.
De entrada, la dirigencia nacional del tricolor ya demostró su abyección y tibieza, al señalar, en un comunicado, que la reforma a eléctrica enviada por el ejecutivo, deberá de ser objeto de “análisis y estudio a través de incluso de la realización de diversos foros”, lo que provocó el enojo de sus aliados panistas y perredistas, quienes reclamaban un rotundo no, como respuesta.
Pero no solo es el PRI quien se juega su futuro, sino también, Movimiento Ciudadano, el otro partido que puede ceder a la tentación del poder y de las concertacesiones, como se cree ocurrió en el caso del gobierno del Estado de Nuevo León, con el triunfo de Samuel García.
Es evidente que el presidente López va a querer cobrar la factura al partido naranja de haberles dado en “charola de plata” el gobierno de la entidad que genera la mayor riqueza industrial del país.
Ya veremos de qué está hecho el famoso Movimiento Ciudadano y su líder sempiterno, el hábil Dante Delgado, quien ha demostrado ser el gran ganador de todas las coyunturas políticas importantes en los últimos años.
El partido naranja es el que puede sacar los mejores dividendos, convirtiéndose en un aliado del presidente López, quien ya demostró que es un buen negociador y mejor pagador, si no, pregúntenle a Samuel García y a su esposa.
Y es que, cada vez más alejados de Enrique Alfaro y más cerca de Samuel García, Movimiento Ciudadano, se perfila para engrosar las filas de la oposición a modo, esa que tanto le gusta al presidente López, quien al parecer cuenta con la complicidad de priistas y naranjas, para finalmente salirse con la suya.
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